Publicado el 20 julio, 2021 | por editor
Se pondrá en marcha evaluación de cultivos frutales emergentes en La Araucanía
En la región de La Araucanía ya es posible distinguir entre cultivos frutícolas que están consolidados, como los arándanos que en los primeros cinco meses del año se exportaron 13 mil toneladas desde la región, y cultivos emergentes que se abren paso con gran potencial, como por ejemplo las castañas tipo marrón que tuvieron un volumen de exportación de 168 toneladas en el mismo período.
Debido al aumento de las temperaturas en la zona, como consecuencia del calentamiento global, hay cultivos como almendros, nogales, olivos y castaños que ya se están produciendo en la zona y que presentan un potencial interesante para ser validados como alternativas productivas, según señala Miguel Ellena, investigador de INIA Carillanca y director del programa Araucanía Frutícola.
En general todos estos cultivos emergentes requieren de más estudios para ser incorporados al sector productivo regional y determinar las zonas agroclimáticas en las que pueden expresar su máximo potencial, es por esto que en el marco del programa Araucanía Frutícola de INIA Carillanca, iniciativa Plan Impulso-GORE-INIA, se instalarán en distintos puntos de la región unidades de validación donde se introducirán estos cultivos para analizar su productividad y generar información relevante para los agricultores.
“Por ejemplo para los almendros, nogales y olivos las zonas ideales son las que muestran una acumulación más alta de temperatura en primavera y verano y períodos libres de heladas a 130 días, como es el caso de territorios ubicados al oeste de la provincia de Malleco, en los distritos agroclimáticos de Angol y Traiguén”, indicó Ellena.
EVALUACION EN TERRENO
Un paso importante para introducir estos cultivos es su evaluación. En este marco el programa Araucanía Frutícola está trabajando para analizar el comportamiento productivo de estas especies y así afinar un paquete agronómico con información de interés de instalación y manejo de los huertos, para potenciar su incorporación con las mejores prácticas a los sistemas productivos de la región y que sea transferido a los agricultores.
“Es necesario evaluar la productividad y calidad de la fruta previo a establecer huertos comerciales. Asimismo, se requiere definir los modelos productivos a emplear. En el caso de castaños tipo marrón, ya existen antecedentes del comportamiento productivo de las principales variedades introducidas al país, incluida las eurojaponesas empleadas como polinizadores, pero hay otros cultivos que requieren avanzar en esta área y para eso el programa Araucanía Frutícola instalará unidades de validación en los distintos distritos agroclimáticos donde se incorporarán estos cultivos para evaluar su comportamiento agronómico y además capacitar a los productores y operadores en su manejo”, manifestó Miguel Ellena.
En cuatro de las seis unidades de validación en campo que tendrá el programa Araucanía Frutícola de INIA Carillanca habrá presencia de cultivos emergentes. Así, en el distrito Angol Renaico se establecerán almendros, con nuevas variedades autofértiles de origen español y floración más tardía respecto a las variedades clásicas de origen californiano cultivadas en la zona central de Chile. En el distrito Traigúen se establecerán almendros, nogales, olivos, avellanos y castaños tipo marrón, con variedades no tabicadas de origen italiano. En el distrito Temuco, se establecerán castaños y avellanos en el sector precordillera, y avellanos y castaños orgánicos en la costa.
Se espera obtener información relevante de cada uno de los distritos, tales como curva anual de producción por especie, inversión, capital de trabajo y costos anuales de operación, la que será vital para fortalecer los proyectos desarrollados por los agricultores al alero de Araucanía Frutícola.
El desarrollo de canales de comercialización especializados, poderes compradores y empresas anexas a la cadena de valor, y los avances en investigación, sumada a la demanda creciente por alimentos saludables, ha hecho que la oferta y variedad de fruta chilena sea creciente y valorada.
A juicio de Abel González, investigador de INIA Carillanca y del programa Araucanía Frutícola, “este desarrollo ha permitido explorar con éxito nuevas zonas de producción, como la zona sur, donde es posible obtener fruta en calendarios de cosecha más tardías o de mejor calidad, y con ello acceder al flujo de entrega de especies frutícolas consolidadas en el país. Pero también nos ha permitido introducir nuevos cultivos, lo que nos genera el desafío de entregar competencias a los agricultores y profesionales para su producción y comercialización, por lo que trabajamos en INIA para que esta etapa sea exitosa”.
La introducción de cultivos emergentes también permitirá el desarrollo de productos generando una cadena de valor en la región. Así a corto plazo tal vez sea posible por ejemplo, degustar de aceites de oliva de calidad superior producidos íntegramente en La Araucanía.
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