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Publicado el 13 noviembre, 2017 | por editor

Pudrición blanca podría provocar severos daños en cultivo de raps-canola

Las condiciones climáticas que afectaron la región de La Araucanía entre el 15 de septiembre y fines de noviembre podrían impactar los cultivos de raps. Así lo precisa Orlando Andrade, gerente técnico de la Estación Experimental Agro del Sur (Perquenco) y académico de la Escuela de Agronomía de la Universidad Católica de Temuco.

Andrade advirtió que debido a la alta humedad del suelo y las lluvias persistentes, el daño causado por la enfermedad Pudrición Blanca, llamada coloquialmente esclerotinia, podría ser mayor al esperado.

El especialista agrega que si bien esta enfermedad se presenta en la mayoría de las temporadas, en esta oportunidad el impacto podría ser más severo, esto como consecuencia de las condiciones climáticas altamente predisponentes a la infección.

Andrade recalca que en este periodo se ha registrado una alta humedad del suelo y lluvias persistentes que han mantenido humedad y agua libre en la planta de raps. El agua que se mantiene en las zonas de inserción de ramas y ramillas en la planta de raps favorece la pudrición de los pétalos de las flores que se encuentran contaminados con esporas de hongo, lo cual gatilla la fase infectiva del fitopatógeno al nutrirse de esta materia orgánica en descomposición.

Debido a lo anterior, el hongo coloniza y paralelamente pudre estas zonas, destruyendo los tejidos de la planta. De esta forma se afectan las silicuas que se encuentran en las ramas infectadas, por la disminución de la translocación de agua y fotosintatos, generando un menor número y tamaño de granos, al igual que la pérdida por desgrane prematuro previo o durante la cosecha”.

El investigador aclara que el clima precedentemente no es el único factor asociado al desarrollo y magnitud que puede alcanzar esta enfermedad. A lo anterior, se debe sumar la alta superficie que se siembra con este cultivo en la zona sur, lo cual conlleva un acortamiento en la rotación de cultivos.

“Transcurre un menor número de años entre cultivos de raps, lo cual predispone al ataque de hongos que se mantienen y sobreviven en el suelo, como es el hongo S. sclerotiorum. En el caso de este microorganismo patógeno, es particularmente importante la forma de sobrevivencia, pues lo hace a través de la producción de estructuras vegetativas de resistencia denominados esclerocios, los cuales pueden permanecer viables por muchos años bajo el suelo”, dice.

Agrega que la alta humedad del suelo hace que estas estructuras germinen, generando estructuras reproductivas denominadas apotecios, desde las cuales se liberan las esporas del hongo, las que contaminan los pétalos de las flores de raps.

“Es particularmente interesante esta sincronización del ataque del hongo, lo cual ocurre igualmente en otras enfermedades. El aumento de la superficie de raps, junto a deficientes controles de esta enfermedad, implica una mayor producción de esclerocios y por tanto una mayor presencia de éstos en el suelo. Mientras más esclerocios en el suelo, mayor cantidad de apotecios serán producidos y una mayor cantidad de esporas serán liberadas al aire, muchas de las cuales terminarán aterrizando sobre los pétalos del raps, contaminándolos”.

PERIODO CRÍTICO

Andrade precisa que el problema se hace más crítico cuando se prolonga u ocurren varios períodos de producción de apotecios y de liberación de las esporas, en la temporada. Por lo general, un tratamiento de fungicida en la temporada (principal forma de control) suele ser suficiente si se aplica en el momento oportuno (10 a 30% de floración). Esto debido a que la germinación de los esclerocios se sincroniza increíblemente bien con el inicio de la floración.

Pese a esto también puede igualmente ocurrir como en esta temporada, que por una menor temperatura y alta saturación de agua en el suelo, no todos los esclerocios germinen en ese periodo y lo hagan con posterioridad, como efectivamente ocurrió.

“Esta temporada hubo un periodo de infección hacia inicios del mes de octubre, el cual fue neutralizado con la aplicación de fungicida realizada a 10 a 30% de floración (primera quincena de octubre en La Araucanía). Pero ocurrió otro periodo de germinación y liberación de esporas los primeros días de noviembre, inferido a partir de una explosiva aparición de apotecios en el suelo, los que no habían sido detectados con anticipación”, afirma.

Lo que significa, según aclara Andrade, que se produjo otro periodo de infección, en un momento en que las plantas mantienen aún una alta cantidad de flores y en que, además, esas plantas están sin protección de fungicida.

“De ahí el llamado a alertar a los agricultores a que evalúen la realización de una segunda aplicación de fungicidas, para proteger las plantas de este nuevo evento de infección. Y para esa segunda aplicación no había tiempo de espera, pues debía realizarse dentro de los siguientes 4-6 días como máximo. Cada día adicional que se postergue el tratamiento, disminuye en forma significativa su eficacia”.

ELEMENTOS DE ANÁLISIS

Existe otro elemento de análisis importante y que sustenta este llamado de alerta del investigador. Los agricultores deben hacer un esfuerzo todos los años para evitar la presencia de plantas con pudrición blanca en sus siembras, puesto que la presencia de ellas significa producción de esclerocios los que se acumulan en el suelo con cada siembra de raps.

Los esclerocios además de ser el origen de la contaminación de los pétalos y por tanto de la pudrición blanca de la parte aérea de las plantas, también son el origen de una expresión menos común de la enfermedad, pero que se está acentuando preocupantemente en los suelos de nuestra región.

Es la pudrición blanca originada del suelo, la cual afecta a la planta completa, desde el cuello. Esta expresión adicional de la enfermedad se produce por el ataque a nivel de suelo del hongo, al germinar los apotecios a nivel de suelo, liberando sus esporas directamente al cuello de las plantas, o por el micelio (cuerpo vegetativo del hongo) el que también se origina de los esclerocios y explora los primeros cm de suelo hasta alcanzar las raíces y cuello de las plantas. En estos casos, se destruye la planta completamente.

“El problema con esta expresión de la enfermedad es que no se puede controlar con fungicidas, lo cual la transforma en un problema mucho más complejo que debe ser prevenido con un eficiente control de la expresión aérea de la enfermedad”, concluye.

 


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