Publicado el 15 febrero, 2021 | por editor
Legumbres: el futuro en pequeños granos
El pasado 10 de febrero se conmemoró el Día Internacional de las Legumbres, una instancia instaurada por la FAO a nivel mundial para relevar y visibilizar la contribución que hacen estos granos a la alimentación y el cuidado del medio ambiente. Olvidados durante décadas, las legumbres comienzan a aparecer como los cultivos que pueden dar respuesta no solo a la demanda mundial por proteína vegetal, sino también contribuir a la seguridad alimentaria y cuidado del medio ambiente.
Incorporadas a la dieta en forma periódica, las legumbres han demostrado disminuir la incidencia de enfermedades cardiovasculares, controlando los niveles de glucosa, ya que contienen hidratos de carbono de lenta absorción y por tanto, con bajo índice glicémico. Su contenido de fibra ayuda a controlar el colesterol, ya que limita la absorción de las grasas saturadas, mejora el tránsito intestinal y previene la absorción excesiva de hidratos de carbono. Además, contienen cantidad importante de antioxidantes. Debido a su alto contenido de proteínas, son muy atractivas para quienes buscan diversificar la dieta con ingredientes de alta calidad. Adicionalmente, su contenido de micronutrientes, minerales (calcio, hierro y magnesio) y vitaminas del grupo B, contribuyen a regular el metabolismo.
Las legumbres se encuentran distribuidas a través de una amplia gama de climas y suelos, contribuyendo a la fijación de nitrógeno atmosférico y disminuyendo la utilización de fertilizantes sintéticos en los sistemas agrícolas. Su utilización en sistemas productivos mixtos, aumenta la biodiversidad al compararlo con monocultivos. En huertos frutales, son alternativa al intercalarlos durante los primeros años, aumentando la rentabilidad del sistema, generando un ingreso extra para los productores.
La gran variabilidad genética de las legumbres garantiza un suministro continuo de alimentos nutritivos para atender a la población mundial, mediante el desarrollo de mejores variedades, adaptadas a nuevas condiciones climáticas y aceptadas a nivel de consumidores. La conservación de semillas en bancos de germoplasma e in-situ, por parte de los productores, así como el trabajo en los programas de mejoramiento genético facilitan la búsqueda de genes que codifican para caracteres de interés agronómico e industrial. Durante los últimos años se han realizado esfuerzos internacionales para generar información que contribuya a la identificación de estos genes de importancia en arveja, poroto, lupino, haba, soya y maní, entre otros (https://legumeinfo.org/home), abriendo las posibilidades a la generación de variedades adaptadas a nuestra realidad local, en términos de producción y consumo.
CONTRIBUCIÓN
El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), ha contribuido con la creación de más de 50 variedades de legumbres, disponibles en el mercado nacional, y en la actualidad posee Programas de Mejoramiento Genético para el desarrollo de variedades, tanto de grano seco como uso fresco. Lupino, poroto y arveja son algunas de las especies en las cuales se trabaja activamente en el Centro Regional INIA Carillanca, en conjunto con actores locales en los territorios. La identificación de fuentes de resistencia a virus y enfermedades, el aumento del contenido de proteína en el grano y la adaptación a condiciones de estrés hídrico para estas leguminosas, contribuirán a generar nuevas alternativas productivas para los agricultores de la zona Centro-Sur de Chile, contribuyendo a una mejor alimentación en nuestro país.
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