Publicado el 6 marzo, 2017 | por editor
La creciente demanda de proteínas y aceites en la salmonicultura
Una producción cercana a las 700 mil toneladas anuales ha gatillado una creciente demanda de proteínas y aceites vegetales para nutrir a la producción de salmones en pisciculturas y centros de cultivo.
El mundo crece y la demanda por alimentos también va a la par del aumento de la población. Por ello, todo lo relacionado con la producción y abastecimiento para humanos, animales y peces, es una oportunidad para quienes están dentro de la cadena.
En Chile, la industria del salmón no está exenta de este espiral de demanda mundial, abasteciendo a cerca de 75 países, y ocupando el segundo lugar como sector exportador, después del recurso cobre. La industria del salmón nacional ha mantenido un crecimiento sostenido, solo apabullado por la crisis que generó el virus ISA, en el 2007. Tras este catastrófico remezón que afectó los ámbitos social, económico y ambiental en torno al sector, vino la oportunidad de crecer a paso firme, y aprender a enfrentar las amenazas.
Si en el 2007 fue el virus ISA, en el primer semestre del 2016, la industria encaró la floración de algas nocivas o bloom de algas, fenómeno de la naturaleza que trajo consecuencias en la pérdida del 15% de la producción del año anterior. Ambos episodios han traído conocimiento y expertise en temas sanitarios y ambientales.
El gerente general de SalmonChile, Felipe Manterola, aseveró que hay una permanente preocupación por la inocuidad de los productos y el control de calidad. El sector, sostiene, genera de manera directa e indirecta empleo para más de 70 mil personas.
“Frente a la alta demanda por nuestros productos, se genera también una serie de requerimientos de servicios asociados a la industria, tales como, el transporte y el abastecimiento de alimentos para los salmones”.
UNA OPORTUNIDAD PARA PRODUCTORES AGRÍCOLAS
En el país, en el 2007 la producción de salmón fue de 400 mil toneladas anuales; hoy – de acuerdo a SalmonChile – se bordea una producción de 700 mil toneladas al año, situándonos tras Noruega, que es primer productor de salmón mundial.
Al casi doblar la producción anual, se disparó también la demanda de alimentos para los salmónidos, que antes tenían como fuente principal de proteínas y energía, la harina y aceite de pescado. Sin embargo, estos productos de origen marino presentan una escasez a nivel mundial, por tanto, la industria debió buscar nuevas alternativas para la nutrición de los peces de las pisciculturas.
Hoy, los nuevos sustitutos de proteínas y energía son de origen vegetal, indicó Manterola de SalmonChile, “En esta nueva ración para los salmones se ocupa en alto porcentaje productos vegetales. El aporte de energía, que ha ido en aumento en las dietas, proviene principalmente de los aceites, dentro de los cuales el aceite de raps canola es el más utilizado. Asimismo, también se están utilizando proteínas de origen vegetal, entre ellas la soya, el afrecho de canola y el lupino, estos dos últimos de origen nacional, principalmente en la región de la Araucanía”.
Respecto al abastecimiento de estos productos vegetales, el ejecutivo, aseveró que una parte debe ser importada, ya que la disponibilidad local es aún deficitaria. Sólo el trigo, el raps canola, junto con algo de lupino y linaza se se compran en el mercado interno, por tanto, existe una tremenda oportunidad para los agricultores locales en incluir dentro de sus rotaciones a estos productos ya que son fundamentales en el mix de alimentos para los salmones y su demanda no es capaz de ser cubierta por la oferta local”.
PERSPECTIVAS DEL SECTOR
Manterola, afirmó que la demanda del salmón en el mundo mantiene un crecimiento sostenido entre un 5% y 7% anual, por lo que el sector tiene un gran desafío.
Actualmente, la industria está trabajando en ejecutar una nueva mirada de la industria en Chile y en el mundo.
“Sabemos que hay que ajustarse y adaptarse a las nuevas expectativas y a los cambios que exige la sociedad hoy. Para eso estamos en proceso de un diseño estratégico, que fortalezca la vinculación con la comunidad y grupos de influencia, dando paso a una cultura de transparencia que se debe ir co-construyendo con las comunidades e ir perfeccionando en mediciones sobre el impacto de nuestra actividad. Queremos proponer un nuevo trato para la sociedad”, explicó Manterola.
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