Publicado el 5 abril, 2021 | por editor
La Araucanía ingresa de lleno al mapa frutícola de Chile
Lejos están los tiempos en que La Araucanía, en el año 1999, era una de las regiones con menos huertos frutícolas de Chile y se destacaba sólo por ser gran productora de granos. Según el último Catastro Frutícola Odepa Ciren, al año 2019, La Araucanía alcanzó una superficie frutícola de 14.400 hectáreas, con 548 huertos frutales, siendo la sexta a nivel nacional en cuanto a producción en este rubro, con un crecimiento sostenido año a año que, según cifras no oficiales, al 2021 pueden llegar a las 20 mil hectáreas.
Este aumento progresivo y la diversificación hacia frutales va de la mano con el aumento en las exportaciones. De hecho, en el mismo catastro se establece que un 65,7% de la fruta fresca de la región llegó a mercados internacionales como EEUU, China y Europa el año 2020. En tanto, las exportaciones de fruta fresca y frutos secos desde La Araucanía alcanzaron los 150 millones de dólares -FOB-, con una participación de un 27,9% de las exportaciones regionales, ocupando el segundo lugar después de la celulosa, según el último Boletín Regional de Exportaciones Silvoagropecuarias de ODEPA.
“El cambio climático ha desplazado la frontera frutícola hacia el sur del país y esto ha beneficiado a La Araucanía. Además, nuestros suelos son aptos para practicar la fruticultura en ciertos territorios que tienen alto contenido de materia orgánica y también mayor disponibilidad de agua respecto del norte del país. También, muchas especies de clima templado frío se adaptan muy bien a estas condiciones como son el avellano europeo, los berries y los cerezos. Todo esto nos convierte en una región con grandes proyecciones para desarrollar la fruticultura”, indica el director del programa Araucanía Frutícola, investigador de INIA, Miguel Ellena.
desafíos y
oportunidades
Este escenario productivo presenta oportunidades y desafíos para los agricultores de la región que quieren ser parte de las ventajas de sumarse al rubro frutícola de exportación. Así lo asegura Carlos Klein, agricultor que ya en el año 1987, se aventuró a iniciarse en el cultivo del arándano con 100 plantas, teniendo actualmente 22 hectáreas de arándano orgánico en plena producción, en Freire, 8 hectáreas en recambio de variedades e iniciándose en la producción de avellano europeo -también orgánico- de la que espera tener su primera cosecha comercial en 2022.
“Yo veo la fruticultura como una excelente oportunidad. No hay ninguna duda que el cambio climático es un hecho. Tenemos veranos más secos lo que ha permitido la incorporación de diversas especies frutales”, sostiene Klein, agregando que “el proceso ha sido lento, pero permanente; el número de hectáreas ha ido aumentando en frutales mayores y menores. Es una muy buena alternativa para los agricultores”.
La potencialidad en fruticultura va de la mano con la aplicación de nuevas tecnologías e innovación que abren nuevas perspectivas para la producción en La Araucanía.
Con esta mirada de futuro, es que a partir del año 2020 INIA Carillanca comenzó la ejecución del programa Araucanía Frutícola -Desarrollo de Polos de Innovación Frutícola, Cod BIP 40013096-0-, financiado por el Gobierno Regional y aprobado por el Consejo Regional en el marco del Plan Impulso. Esto, para promover la diversificación de agricultores tradicionales a la fruticultura, brindando herramientas técnicas especializadas y acompañamiento estratégico en las distintas fases de diversificación hacia la fruticultura, además de potenciar la investigación y transferencia tecnológica.
En este aspecto, a nivel de Gobierno se está trabajando articuladamente para aumentar la competitividad del sector agrícola “como Gobierno Regional hemos realizado un gran esfuerzo, en el marco del Plan Impulso, para apoyar la diversificación productiva del sector agrícola hacia la fruticultura, en un trabajo coordinado con diversas instituciones como INIA, INDAP, CORFO, porque creemos que es un paso importante para mejorar la competitividad del sector y esperamos ver los frutos a corto plazo y que muchos agricultores puedan incorporarse y ser parte de este desarrollo”, señala el intendente regional, Víctor Manoli.
También se trabaja en el valor agregado que se le quiere dar a la producción, desde 2019 existe en Temuco el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria, CeTA, cuya misión es que Chile se convierta en una de las potencias mundiales en producción de alimentos sofisticados y sustentables, permitiendo su incorporación en mercados modernos, internacionales, altamente competitivos. Se trata de una iniciativa colaborativa que une a la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Chile, la Universidad de Talca y la Universidad de La Frontera, junto a Fundación Chile y Fraunhofer Chile Research, en la elaboración de un consorcio histórico que se adjudicó este proyecto, financiado por Corfo, que incorpora la fruta de la región.
CULTIVOS ESTRELLA
Entre los cultivos frutales (fruta fresca y frutos secos) en La Araucanía destaca el avellano europeo -con casi la mitad de la superficie de producción frutícola-, mientras que manzanos, arándanos, cerezos, frambuesas, castaños y nogales también se van tomando el paisaje agrícola de la región y los productores están atentos a la demanda del mercado y a las inversiones para iniciarse en el proceso de diversificación.
Ante el desarrollo del cultivo del avellano europeo, hoy la región ocupa el segundo lugar después del Maule en cuanto a producción y con un alza significativa. Según señala el gerente general de Agrichile, empresa que compra alrededor del 95% de la producción nacional, Camilo Scocco, “durante el año 2020 la producción de avellano alcanzó las 11.071 toneladas totales en La Araucanía, equivalente a un aumento del 78% respecto al año anterior. En base a la proyección realizada con nuestros agrónomos, para este 2021, el pronóstico es que mantenga niveles de producción similares a los alcanzados el año pasado”.
De la superficie plantada que abarca más de 7 mil hectáreas se estima que hay 5 mil en producción y 2 mil de plantaciones nuevas que se han establecido en los últimos años. “Esperamos que los agricultores de esta región sigan plantando a futuro y nosotros, como Agrichile, estamos disponibles para apoyarlos en conjunto con nuestro equipo de agrónomos que presentan soporte técnico, con las plantas de nuestros viveros y con nuestras plantas de recepción y proceso de la fruta”, expresa Scocco.
A nivel nacional las expectativas de crecimiento para la industria del avellano europeo son altas y se pretende incorporar anualmente alrededor de 3 mil hectáreas, “en el año 2020 alcanzamos la producción de 40 mil toneladas de avellanas y en este sentido esperamos que Chile se posicione como un punto de referencia de producción del avellano europeo a nivel mundial”, señala.
En fruta fresca, sin duda, el arándano es un cultivo que ha ido tomando terreno, destacando la producción del arándano orgánico, con la que La Araucanía ocupa el primer lugar de producción en el año 2020, debido a la ausencia de la plaga Lobesia botrana. A partir de esta temporada, el Systems Approach permitió exportar arándanos orgánicos a Estados Unidos de las regiones de Ñuble y Bio Bio, desplazando a La Araucanía a un segundo lugar después de Ñuble, aunque sigue manteniendo el ritmo de ascenso productivo con una participación en exportaciones de un 25,4% en arándanos orgánicos.
A juicio de la gerente técnico del Comité de Arándanos de Chile de Asoex, Julia Pinto, en cuanto a la competitividad de las exportaciones de arándanos “la región de La Araucanía en su parte final se ve enfrentada a la competencia de países como México y Marruecos, los cuales tienen condiciones de acceso más favorable a Estados Unidos y Europa respectivamente, por lo que es necesario tener una oferta de calidad y condición que permita competir y pensamos que el recambio varietal es uno de los desafíos que tiene la zona”.
En cuanto a la producción de arándanos en esta zona del país estima que “tiene ventajas agroclimáticas de manera natural. Sin embargo, tienen desafíos importantes, como cuidar que no entre Lobesia botrana a la producción, dado que le da la ventaja de tener producción orgánica para Estados Unidos”.
En general, la profesional destaca que el aspecto fitosanitario es fundamental a considerar “tenemos que trabajar para tener una mejor oferta exportable, con calidad y condición. Por otra parte, cuidar la fitosanidad, no sólo de Lobesia botrana, sino también de Drosophila suzukii, plaga que afecta la producción principalmente de berries y cerezas, y que también se ha visto que tiene una gran cantidad de hospederos, no sólo productivos, sino que también silvestres”.
La diversificación hacia el área frutícola en la Región ha ido de la mano del impulso de sus agricultores que han visto en este rubro una mayor rentabilidad y oportunidades de negocios ante mercados que Chile, como el más grande exportador del cono sur, ha ido abriendo y afianzando. Nuevas estrategias de financiamiento y mayor conocimiento técnico aplicado son, sin duda, los paradigmas que tiene el sector y que se van despejando en la medida que el paisaje agrícola de La Araucanía va cambiando cosecha a cosecha.
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