Publicado el 26 octubre, 2015 | por editor
Genética bovina: un aporte de La Araucanía al mundo
El criadero Temuco, ubicado a 10 kilómetros de la capital regional de La Araucanía y con 40 años de experiencia, está a la vanguardia en lo que se refiere al trabajo genético en bovinos y ovinos. Durante años su dueño, Fernando Carmine, se ha enfocado en producir animales premium que concentre los genes más apreciados por el mercado para el desarrollo de productos de calidad.
Sus buenos resultados han traspasado las fronteras e incluso ha generado el interés en países que son potencia en carnes rojas como Brasil y Argentina. Durante todo el año recibe delegaciones de distintos partes del mundo para conocer y reconocer su aporte en esta materia. Los animales criados por Fernando Carmine también han brillado en exposiciones ganaderas como la Sago Fisur y Sofo Temuco.
Para Carmine, ingeniero agrónomo, genetista, jurado internacional y presidente de la Asociación de Criadores de Chile, ya quedó atrás la idea de que hay razas mejores que otras, lo que importa es la genética, la alimentación, la sanidad y el manejo, lo que a su juicio se está haciendo muy bien en Chile.
“Todas las razas juegan un papel fundamental. Cada criador tiene un trabajo valiosísimo en su raza. Trabajan con animales de pedigree. Aquí los criadores tienen un prestigio, han producido excelentes animales. La prueba está en que este trabajo se está reconociendo a nivel internacional. Chile está produciendo carne de calidad y los consumidores nacionales e internacionales lo saben”, sostiene.
Carmine aseguró que en lo que se refiere a las carnes rojas de calidad hay una verdadera revolución. Se derriba el mito de que este producto es dañino para la salud.
“En términos generales hay dos aspectos que echan a perder el producto: el tiempo y la grasa que afecta directamente la salud humana. Hoy, gracias a los adelantos tecnológicos, científicos y sobre todo a la genética se pueden producir animales en menor tiempo y con gordura de mejor calidad y amigable con la salud humana y el medio ambiente”.
En la actualidad, asegura este criador, la calidad de la carne que se produce en Chile ha permitido llevar un producto al mercado que, contrariamente a lo que se decía, es amigable con la salud humana, es una importante fuente de proteína e indispensable para la dieta.
Carmine resalta que: “las carnes producidas de las forma más natural posible, sustentado en los cuatro pilares fundamentales como son la genética, la alimentación, la sanidad y el manejo que en Chile se está haciendo muy bien, ya se están elaborando productos premium altamente demandados externa como internamente. El sur de Chile tiene condiciones inigualables en ese aspecto de producir productos premium”.
Entrando a la parte técnica, el genetista explica que “el objetivo general es producir productos de calidad y para ello, hay aspectos internacionales de selección universales que permiten poder compararnos en ese aspecto y así poder ir dando pasos agigantados”.
SELECCIÓN GENÉTICA
En el camino para producir productos premium, la selección genética cumple un rol fundamental. Perfeccionar la calidad de los animales a través del mejoramiento genético sería la mejor alternativa para fortalecer la actual situación de la industria.
Según Carmine, intervenir en materia genética representa alrededor del 4 por ciento de los costos de producción, haciendo que la inversión para mejoras sea menor frente a otras intervenciones, como las que hay que hacer cuando el animal está en etapas avanzadas de producción.
“Es clave aumentar la frecuencia de los caracteres o genes más importantes y que tienen heredabilidad. Hay que aclarar que en todos los avances nos encontramos con cuellos de botella que debemos ir despejando. Prácticamente lo que vivimos con la revolución verde en la agricultura lo estamos viviendo ahora con las carnes rojas y de hecho se está mirando a Chile como una plataforma para producir genética y productos de élite”.
Carmine insiste en que todos los involucrados en este rubro deben apuntar en la misma dirección, ya que se abre una gran oportunidad para Chile como un productor de genética.
“Chile es un gran comprador de Carne, consume mil millones de dólares y producimos sólo la mitad de lo que consumimos. Como consumidores nos hemos vuelto más exigentes, porque internamente se están produciendo carnes que son de mejor calidad que las que se importan, pero que no satisfacen en cantidad. Todo esto que se viene es de insospechadas proyecciones no sólo para Chile, sino para los países que tienen su ganadería a nivel mundial en cantidad como son Brasil, Argentina, Colombia y Paraguay. Ellos sí o sí van a necesitar a Chile para producir la genética con mejores estándares de calidad para poder importar carnes que sean más sanas”.
RESULTADOS
Con apoyo de la Universidad Austral de Chile y considerando que no “existen razas mejores que otras”, sino que cada una tiene sus potencialidades y debilidades, se seleccionaron genes con marcadores moleculares y técnicas biológicas, en base a ganado simmental y de otras razas, que tuvieran características apetecidas para la industria.
La buena conversión del alimento en carne, la infiltración de grasa y la terneza, fueron parte de los atributos escogidos en los genes. El otro factor clave fue que esas características pudieran ser heredadas.
“Podemos producir carnes rojas como patrimonio genético para abastecernos y crear una plataforma por el camino de la potencia agroalimentaria. Quizás no podamos competir en cantidad, pero sí en calidad. Chile no tienen espacio para producir commodities, pero sí productos de excelencia”, asevera Carmine.
Según los resultados hay potencial para lograr hasta 30 por ciento más de carne premium desde un mismo bovino. Así como que el peso por bovino alcanzado a los siete u ocho meses. Los animales que tienen un mejoramiento genético alcanzarían entre 400 y 420 kg en ese mismo período, cifra muy superior a los 280 o 300 que promedian los animales en condiciones normales.
“Dentro de los parámetros que hemos obtenido se destaca que los intérvalos de partos hoy en día en la pequeña agricultura familiar campesina y de los medianos productores es de 12 meses. O sea las vacas están pariendo 1 vez al año. Después los partos fáciles hemos subido a cerca de 98%. La prolificidad es bastante buena. Los pesos de nacimiento se han trabajado en pesos normales para las distintas razas, los pesos del destete hoy en día han aumentado considerablemente y eso habla muy bien de hacer más cortos los ciclos completos. Los pesos al año nos permiten poder faenarlos al año con calidad premium de exportación. En cuanto a las ganancias media de peso se ha subido considerablemente, cerca de una 30%, con rendimiento de la canal también de un 10% más de lo que teníamos en las década pasada”, concluye Carmine.
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