Publicado el 21 febrero, 2022 | por editor
Fertilizar en tiempos de insumos caros: consejos para tomar decisiones exitosas
El Comité de Praderas del Consorcio Lechero busca orientar a los productores ad portas de la fertilización de otoño y justo cuando los precios de estos insumos siguen al alza; buscan que el proceso se refleje en resultados productivos optimizando su uso y sin que deban renunciar a este importante manejo para las praderas y los cultivos suplementarios.
¿Cómo hacer frente a un momento de insumos a precios altos? El alza del precio del petróleo y del dólar han impactado el valor de los fertilizantes y esto afecta al bolsillo de los agricultores.
En el caso de los productores lecheros, a pocas semanas de comenzar con la fertilización de otoño, invertir en estos recursos es necesario para impulsar la producción de praderas y de los cultivos suplementarios que requiera.
Por eso, para apoyarlos en las decisiones y entregar consejos que puedan contribuir a una mejor gestión de los recursos, el Comité de Praderas del Consorcio Lechero decidió contactar a asesores e investigadores “para orientar en este proceso y, pese a los precios de los fertilizantes, dar orientación a los productores para que esta etapa se refleje en resultados productivos sin que deban renunciar a este manejo”, resume Alejandra Viedma, coordinadora de Producción de Leche del Consorcio Lechero.
El investigador de la Universidad de Concepción, Dr. Iván Vidal, destaca que la recomendación concreta a entregar a los productores es “hacer análisis de suelo, puesto que es básico conocer su suelo y, por otro lado, efectuar las compras de los fertilizantes requeridos cuanto antes, que según los analistas no bajarán su precio en un corto plazo”.
Un análisis de suelo puede provenir de 10-20 hectáreas, comenta, por lo tanto su costo por hectárea no supera los cuatro mil pesos y el ahorro que puede significar puede superar los trescientos mil pesos por hectárea. “Es una herramienta de bajo costo que permite tomar decisiones de alto costo”, dice,
Lo cierto es que es factible bajar considerablemente las dosis de fertilizantes en las praderas de la región, pero con inteligencia y datos, asegura Vidal. “No reducir las dosis sin análisis de suelos, puesto que debemos conocer las reservas del suelo para tomar la decisión más acertada. Para la fertilización de cultivos y praderas, no existen recetas. Cada productor tiene diferentes potenciales productivos y calidad de suelos y, por consiguiente, la fertilización tiene que ser un ”traje a la medida” para sus condiciones particulares”, advierte.
CON UN PLAN
“La fertilización más eficiente es la que se hace de acuerdo a un plan, acorde a las necesidades y recursos del predio”, explica el ingeniero agrónomo de Best Fed y miembro del Comité de Praderas, Mauricio Salazar.
“Un tema muy importante es fertilizar en el momento adecuado, Siendo muy frecuente que cuando se debiera fertilizar no se encuentran los fertilizantes en el predio : hacer las compras a tiempo y solicitar los despachos con antelación, no cuando viene el peak de demanda y ocurren los retrasos en la entrega o hay quiebres de stock. Igualmente, sembrar oportunamente, ya que no da lo mismo sembrar, por ejemplo, el 1 de marzo que el 20 de marzo, sigue siendo marzo, pero por cada semana de demora en la fecha de siembra, hay 3-4 semanas de retraso en el primer pastoreo”, plantea.
¿Cómo ayuda disponer de análisis de suelos en un escenario de precios altos de fertilizantes?. Para el Dr. Dante Pinochet, investigador y docente de la Universidad Austral de Chile, en general, en este escenario de precios altos, el ideal es realizar solo fertilización de mantención.
La fertilización de mantención es cuando se tiene los niveles de nutrientes disponibles en el suelo que aseguren que no se requiere incrementar los niveles disponibles de un nutriente en el suelo.
Esto es aproximadamente, considerando muestras de suelo de 20 cm de profundidad: 1 ppm de P-Olsen; 10 ppm de K intercambiable y 0,67 ppm de S disponible por cada tonelada de MS a producir de una pradera. Así, si se quiere producir 14 t MS/ha/año, se debe tener 14 ppm P-Olsen; 140 ppm de K intercambiable y 8,5 ppm de S disponible.
¿Y LA SEQUÍA?
En general, la sequía afecta al potencial productivo, por lo que es conveniente ajustar al potencial productivo que se alcanzará realmente el año seco, destaca el Dr. Pinochet.
“Esto depende esencialmente en el sur de Chile de cuánto llueva a partir de octubre en adelante. Con lluvias de 100 mm mensuales en general se obtendrá productividades altas. Un descenso en los 100 mm por mes afectará la productividad durante noviembre, diciembre, enero y febrero, aproximadamente en 1 ton por cada 100 mm menos desde noviembre a febrero. Esto hace que la dosis de nitrógeno/ha deba ajustarse de acuerdo al potencial productivo, dado por sequía”, acota el especialista.
Otra recomendación, agrega Mauricio Salazar, está en que, al momento de hacer la fertilización de mantención de otoño, esperar rebrote de la pradera e idealmente previo a precipitaciones moderadas, que permitan incorporar nitrógeno y minimizar las pérdidas.
¿MEJORAR O RENOVAR LA PRADERA?
Para determinar si una pradera es de baja producción, agrega Salazar, lo primero es contar con datos de medición anual.
“Con estos podemos tener un dato duro, que nos permitirá cuantificar el potencial existente en el predio en los mejores potreros, como la merma de rendimiento de los potreros con limitantes, lo que hace más fácil tomar la decisión de cuánto invertir para mejorarlas y obtener un mayor retorno de ellas. Si la decisión es establecer la pradera nuevamente, hacerlo con las especies adecuadas a la fertilidad del potrero o hacer las correcciones necesarias, para poder obtener realmente el potencial y persistencia esperadas. Si se debe hacer enmiendas de pH, aplicarlas con tiempo, para poder generar el cambio en el suelo, antes de establecer o usar productos de reacción más rápida”, sostiene.
Para elegir el fertilizante, reitera Salazar, la recomendación es no seguir fertilizando “al barrer”, usando la misma mezcla de toda la vida o la que usa su vecino, debe usar la mezcla o productos puros adecuados para la realidad de su predio.
“Los elementos de mayor demanda por una pradera son N, P y K, por lo que cualquier baja en su aporte, se verá reflejada en una menor producción. Si se pueden hacer ajustes a la baja, pero complementando con otras estrategias. El encalado del predio es una buena opción, ya que no ha experimentado un alza importante, pero debe hacerse de acuerdo a un plan, determinado por un buen análisis como comentara anteriormente, no aplicar una dosis estándar a todo el predio o una parte de él”, dice.
NITRÓGENO
El nitrógeno, agrega la investigadora y Subdirectora Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación de INIA Chile, Dra. Marta Alfaro, es un elemento clave para el crecimiento de praderas y cultivos.
Sin embargo, su aplicación debe ser sólo complementaria a los aportes que hace el suelo de manera natural, vía mineralización de la materia orgánica.
Esta contribución es más evidente al inicio del otoño, después de las primeras lluvias, y durante la primavera, en que se observa un mayor crecimiento natural de las praderas. “Así, la fertilización orgánica, por ejemplo, vía aplicación de purines, o química debe aplicarse en cantidades complementarias, para evitar una sobreacumulación de nitrógeno en la planta, lo que resulta en un rechazo del consumo por vacas en pastoreo o en excesos de nitrógeno en la dieta, con impactos en la concentración de urea en leche y de excreción de nitrógeno al ambiente por la orina. Adicionalmente, es mejor aplicar dosis menores en forma repetida que una mayor cantidad en una sola aplicación”, comenta.
En ese plano, los purines son una buena fuente de nitrógeno orgánico para complementar el aporte natural que realiza el suelo, comenta la investigadora. Su aplicación debe integrarse al manejo de fertilización predial, evitando la sobre fertilización en potreros cercanos a la sala de ordeña, que genera excesos de potasio en la planta generando desbalances nutricionales en los animales.
“Debe además evitarse el apozamiento durante la aplicación, como indicación de una sobre fertilización, y sistemas de aplicación que favorezcan la deriva del material, en particular en lugares cercanos a poblados o casas”, explica Alfaro.
El uso de inhibidores de volatilización de amoniaco, agrega Mauricio Salazar, es una tecnología probada, que le ayudará al productor a tener una mayor eficiencia en el uso del nitrógeno y bajar pérdidas al ambiente.
Adicionalmente, se han desarrollado nuevas innovaciones para la aplicación foliar de nitrógeno, incluyendo moléculas que incorporan el uso de nanotecnología o de bacterias fijadoras de nitrógeno.
El INIA, agrega Marta Alfaro, con financiamiento de Fondecyt, se encuentra en la actualidad trabajando en la generación de opciones de fertilización foliar con uso de nanomoléculas, que permitirán reducir el impacto ambiental de la fertilización nitrogenada, sin afectar significativamente el rendimiento de las praderas.
Lo más relevante, concluye, es que debe diseñarse una estrategia de fertilización que considere las mejores prácticas y tecnologías adecuadas para la situación de cada predio.
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