Reportajes AGRICULTOR1

Publicado el 28 mayo, 2018 | por editor

El agricultor de Puerto Octay que produce leche con “vacas felices”

Son 34 años los que han pasado desde que Andreas Stillfried llegó desde Alemania junto a su familia para dedicarse al trabajo agrícola centrado en la producción lechera. Recién egresado de la Universidad de Göttingen en Alemania llegó a la zona de Playa Maitén, en la comuna de Puerto Octay, Región de Los Lagos para poner en práctica sus conocimientos en producción animal.

Su familia tuvo que emigrar de Alemania en 1948. De hecho, su abuelo Wolfgang llegó a Colombia con lo puesto desde Silesia -hoy provincia de Polonia-. De ahí, su padre tuvo que trabajar tempranamente para ayudar a sus hermanos, hasta que en 1983 se dio la oportunidad de emigrar a Chile. En ese momento Andreas estaba estudiando en Alemania, donde se tituló de ingeniero agrónomo con especialidad en producción animal.

Aunque no fue, ni sigue siendo una labor fácil, es una tarea que le satisface hacer cada día, pues, ubicado en un entorno paradisiaco, significa un gran desafío rentabilizar este negocio familiar lechero basado en la utilización de praderas de alta producción con vacas de también alta producción. Para él, criar vacas pastoreando libres en una pradera y en su caso con el lago Llanquihue y los volcanes como fondo, no se puede representar en mejor forma el concepto de bienestar animal (“vacas felices”) que hoy en día el consumidor valora, pero que en muchos países productores de leche en la realidad solo se encuentra en los avisos comerciales.

LLEGADA A LA ZONA

Cuando llegó a Chile en 1984, el país vivía una época de crisis aguda, pues la política agraria y los bancos habían llevado a muchos agricultores a la quiebra. Por lo mismo y con natural aversión al crédito tuvo que invertir bastante trabajo en los predios “Volcán”, “Pellín”, “Los Lingues” los cuales fueron testigos de este esforzado, pero constante crecimiento que ha registrado en estos 34 años la sociedad familiar. “Los predios que se recibieron estaban muy degradados producto de la crisis agrícola del momento”, explica.

Su modelo de negocio, desde un principio ha estado centrado en la producción lechera basada en la utilización de praderas, según él, el ecosistema más sustentable particularmente en esta zona después del bosque nativo. “Y tradicionalmente, la forma más rentable de utilizar la pradera, es con vacas lecheras pastoreándola”, remarca el agrónomo alemán.

Partieron con una lechería pequeña que estaba conformada por un plantel de 100 vaquillas y animales en medias para la producción de carne; también realizaron cultivos de trigo y remolacha, incluso incursionaron en el rubro hortofrutícola con la producción de frambuesas y espárragos pero tuvo corta duración, pues se percataron que sus esfuerzos debían estar centrados en la producción de leche en base a pastoreo.

Fue así como la lechería fue creciendo de 100 a 1.350 vacas en ordeña (principalmente Holstein Friesian) en cinco lecherías; y un total de 2.815 animales, según el último inventario realizado en abril de 2018 (entre vacas, vaquillas de reposición y terneros machos).

Esta producción la trabaja en cinco predios más un arriendo que se manejan como una sola unidad de explotación compuesta por los fundos “El Volcán”, “El Pellín 1 y 2″, “Los Lingues” y “Los Laureles”. En total son 690 hectáreas útiles, más aprox. 150 hectáreas de bosque nativo y laderas que no se pueden aprovechar y que se están manteniendo en su estado natural.

Su filosofía es producir mucha pradera, con rendimientos sobre las 20 toneladas de materia seca por hectárea en algunos potreros; de hecho el año pasado tuvo una producción promedio de casi 17 mil kilos de materia seca en pradera. La idea es utilizarla al máximo con vacas sanas, longevas y con alto merito genético, pues según él, las vacas sanas y bien alimentadas utilizan de mejor forma la energía de la pradera que una vaca de baja producción alimentada exclusivamente con pradera.

En base a ello, dice que intenta conjugar lo mejor de los dos mundos, el de la producción solo en base a praderas y el de la producción intensiva. Produciendo muchos kg de materia seca de pradera, utilizándola al máximo pastoreándola con vacas de alto mérito genético y suplementando con concentrado supliendo así los déficits de la pradera y logrando altas producciones con vacas sanas. Por ello, hoy logra 32, 6 kilos de leche promedio año por vaca por día, con 4.13% de grasa y 3.42% de proteína y una lactancia estandarizada a 305 días de 11.560 litros promedio por vaca con 852 kg de grasa más proteína (Control lechero oficial de Cooprinsem). En tanto las vacas de desecho vendidas el año 2017 (227 animales) lograron en promedio 61.300 kg producción vitalicia en 5,5 partos.

Son cifras bastante buenas para el medio local, en cuanto a la producción vitalicia y longevidad son más del doble de lo que en promedio se logra en países europeos y en Estados Unidos y con producciones por vaca similares. “Eso tiene que ver con el cuidado de las vacas. Pero sin duda alguna el hecho de que la vaca esté en un medio ambiente que corresponde a su naturaleza, a la luz del día, pastoreando y desplazándose libremente (vaca feliz!), contribuye a esta longevidad. Además, la leche proveniente de vacas pastoreando es más saludable para el consumidor”, comenta el productor lechero, quien logra sacar más de cinco partos en promedio a cada animal, incluso hay algunas que logran 11 partos. “. El cuidado debe estar centrado en buena alimentación, la salud mamaria, evitar cojeras, un excelente manejo reproductivo y muy buena selección de toros de inseminación. “Particularmente importante es el manejo tres semanas antes y tres después del parto, ahí le ponemos mucha atención”, detalla. “Y todo esto se logra solamente con un equipo de colaboradores altamente motivado y comprometido que felizmente tenemos”

Aunque este productor socio de Cooprinsem y de la Sociedad Los Volcanes produce leche año redondo, su producción se está desplazando hacia la primavera; es decir, 80% de los partos en primavera (fines de julio hasta octubre) y 20% en otoño. “En la actualidad nos pagan entre 2-4$/lt por producir leche en invierno, lo cual es irrisorio, un chiste!”, comenta.

“El principal costo de producir leche en invierno aparte de lo que significa alimentar con forrajes conservados caros y concentrados está escondido: es la destrucción de la pradera en invierno. De esto creo que tenemos muy poca conciencia. La lechería en invierno con estos precios ya no es rentable”

De hecho, para hacer frente a los precios deficientes que paga la industria por litro de leche fresca al productor, se unió a la Sociedad Los Volcanes donde consiguen algunas ventajas en la comercialización de la leche vía contratos de abastecimiento. “Hoy las plantas pagan lo que quieren, hay muy poca transparencia en la fijación de precios cuyas variables son conocidas. Sin embargo a menudo las plantas fijan pautas de pago en contra de las tendencias del mercado internacional y se paga en promedio muy por debajo de lo que reciben los productores de otros países”, reclama.

En tanto, como socio de Cooprinsem, consigue una integración vertical hacia el lado de la compra de insumos y abastecimiento de tecnologías claves para permanecer competitivo. “En estos ámbitos y como regulador de precios Cooprinsem juega un papel muy importante. No tuviéramos a Cooprinsem otros serían los precios que estaríamos pagando por nuestros insumos. Es una cooperativa muy exitosa que acaba de cumplir 50 años y de la que me siento orgulloso de pertenecer”, señala.

Sus proyecciones para subsistir en el rubro lechero se han tornado más complicadas en los últimos años. “Hay una descarnada lucha por ser cada vez más eficientes. Hace no más de 10-15 años con 6 millones de litros en la misma superficie estábamos todos felices, hoy en día hay que producir el doble para salir a flote, no sé cuánto más en el tiempo se puede proyectar esta tendencia. Tenemos responsabilidad nosotros como productores de no estar integrados verticalmente y cosechar los frutos de esto, emulando el modelo de Colun. Lamentablemente la participación de los productores en la cadena de valor de la leche es cada vez menor, el retail se lleva el 30% con sólo exponer el producto en las góndolas, eso no pasa en otros países del mundo. Como productores tenemos que lograr que se transparente, que el público sepa, que nuestra participación en la cadena de valor hoy se acerca sólo al 20% (200$/lt a productor vs. 1000$/lt en el estante). En otros países es casi el doble, para beneficio de productores y consumidores.” concluye.

 


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