Publicado el 5 octubre, 2015 | por editor
“El 70% de los elementos procesados en Chile tiene ingredientes biotecnológicos”
A través de las redes sociales, la empresa Monsanto, la mayor productora de semillas del mundo, busca informar y dialogar sobre el trabajo que desarrollan. Conscientes de las aprensiones que genera su accionar, es que la empresa, con 30 años de presencia en Chile, ha tomado acciones.
Mediante el blog conocemonsanto.cl, la cuenta en twitter @Monsanto_cl, han logrado contactarse con el entorno. “Hoy estamos recuperando el tiempo perdido, dando a conocer lo que hacemos, contándoles a las personas cuál es nuestra visión, y abriendo las puertas de la compañía a la comunidad”, cuenta Yuri Charme, director de Operaciones de Monsanto para Chile y Perú.
Charme, conversó con Campo Sureño no sólo de los desafíos y proyecciones de la empresa, sino también de cómo enfrentan la “desconfianza” que muchas veces causa su operación en Chile y el mundo.
-¿Desde cuándo opera Monsanto en Chile y cuál es su participación en el mercado nacional e internacional?
-Monsanto está en Chile hace 10 años, sin embargo sus semillas se venden y multiplican en el país desde hace 30, bajo el nombre de sus marcas. Participamos en un mercado altamente competitivo, donde operan más de 25 actores, entre empresas nacionales e internacionales. Monsanto es líder en semillas de hortalizas, y segundo en participación de mercado en semillas de maíz.
Representamos cerca del 25% del mercado de semillas de hortalizas que se venden en Chile.
Además, tenemos entre un 30% y 31%, en participación de semillas de maíz, con nuestra marca Dekalb. Por otra parte, Monsanto representa entre el 40% y 50% de los volúmenes de exportación de las semillas de maíz, soya y hortalizas de todo el país.
En el ámbito internacional, Monsanto es una de las seis empresas con mayor participación en el mercado, liderando las ventas de semillas de hortalizas a nivel global, y teniendo la mayor o el segundo lugar en participación de mercado en las grandes geografías para maíz y soya. En Brasil y Argentina somos líderes mientras que en Estados Unidos estamos en un segundo lugar muy cercano a la primera marca.
-De la producción de Monsanto en Chile, ¿cuánto se queda en el país?
-Un cuarto de las hortalizas que se comen en Chile provienen de semillas Monsanto. De todo lo que producimos en Chile, entre un 15% y 20%, dependiendo del año, se destina al mercado sudamericano; el resto, fundamentalmente a Europa, Asia y Norteamérica. En el caso del maíz, cerca del 5% permanece en nuestro país.
-¿Por qué se decidieron a invertir en Chile?
-Chile entrega una ubicación geográfica favorable para producir semillas de contra estación y satisfacer así las demandas de semillas requeridas por el Hemisferio Norte. Además, tenemos otras ventajas comparativas, como un clima privilegiado, mejores condiciones fitosanitarias en varios cultivos y la estabilidad político económica del país. Hay buenos profesionales en el sector y capacidad empresarial adecuada que enfrentó con habilidad escenarios de crecimiento constante en la demanda durante 10 años.
Es así que Chile opera, fundamentalmente, como plataforma internacional para Monsanto en exportación de semillas. Y, además, trabajamos mucho en investigación y breeding.
-¿Cuál es la participación de Chile en el mercado de las semillas?
-El mercado doméstico chileno es obviamente pequeño comparado con el concierto global. Sin embargo somos el principal exportador de semillas del hemisferio sur y el cuarto o quinto a nivel mundial. Es interesante también el hecho de que somos un exportador de una amplia variabilidad de especies y variedades, diversidad mayor al de otras geografías productoras. Del total, una parte son semillas biotecnológicas, que en Chile sólo pueden producirse para exportación. El 90% de esto corresponde a maíz, y en la última temporada, se produjeron 8.000 hectáreas, pero el récord histórico hace dos años fue de 35 mil.
– ¿Cómo enfrentan el temor que causa su operación en Chile?
Acuerdo que existe algo de molestia y desconfianza. Nos hemos dado cuenta que la falta de información generó inseguridad en algunos segmentos de la comunidad, respecto a la industria semillera y a la biotecnología. Esto ocurrió en un período de varios años. Hoy en día, asumimos esto como un desafío. Queremos jugar un rol distinto. Hoy estamos genuinamente comprometidos con informar de manera transparente y abierta a la comunidad, por un lado atendiendo todas las dudas y legítimas aprensiones que puedan tener las personas, y por otro, ofreciendo información clara y realista sobre lo que hacemos en lo cotidiano; y ello, no es ni más ni menos que agricultura.
En este sentido, es importante mencionar que nuestra actividad, y especialmente la relacionada con biotecnología, está absolutamente regulada en el mundo y también en Chile.
Al mismo tiempo, los organismos correspondientes realizan una trazabilidad completa de nuestros productos y todos nuestros semilleros se encuentran claramente identificados y fiscalizados.
UPOV 91
-El proyecto de Ley UPOV 91 ha sido llamada Ley Monsanto. ¿Qué les parece esta relación y en qué les favorece su aprobación?
-Es absurdo que este proyecto de ley se relacione con Monsanto, ya que no tiene efecto alguno sobre nuestra actividad. Nunca hemos entendido el porqué de esta asociación, ya que nosotros no hemos promovido esta legislación.
Se trata de un proyecto de ley de protección de obtentores de variedades vegetales; algo así como un derecho de autor, similar al que opera en nuestra legislación para escritores o compositores de música. Además, lo que se busca con el proyecto es actualizar la ley ya existente. Esta ley existe en Chile (UPOV) desde el año 1994 y se trata de un convenio internacional. Nuestro país subscribe la penúltima versión, que es la 78.
Lo importante es dejar claro que esa ley podría no existir y los negocios de Monsanto en Chile se mantendrían sin cambios. Lo hemos dicho otras veces, y lo reiteramos, esta ley no debería llamarse ‘Monsanto’; quienes la bautizaron así, demostraron no estar bien informados.
-El activismo que se ha generado en contra de Monsanto, ¿les ha afectado? ¿De qué manera?
-Lo tomamos como una oportunidad, para salir a hablar de nuestro quehacer y poder conversar con una diversidad de actores, que de no ser así probablemente nunca se habrían interesado en nuestro quehacer. Hoy estamos asistiendo a charlas a las universidades, tenemos un programa de comunidades muy activo, hemos abierto un Blog, conocemonsanto.cl, y estamos muy presentes en redes sociales, propiciando una conversación abierta y transparente sobre alimentación sustentable.
-¿Cuál es la responsabilidad de Monsanto en la creación de esta “mala imagen”?
-Creo que en una primera etapa fuimos muy pasivos frente a las críticas. Pensamos que nuestro trabajo respondería por sí solo.
Hoy estamos recuperando el tiempo perdido, dando a conocer lo que hacemos, contándoles a las personas cuál es nuestra visión, y abriendo las puertas de la compañía a la comunidad. En Monsanto buscamos formas de innovar para, en colaboración con otros, encontrar mejores y más inteligentes formas de nutrir a un mundo que crece. Cuando compartimos esto, la reacción de las personas ha sido muy positiva. Estamos orgullosos, eso sí, de ser muy innovadores en este espacio.
-¿Qué se está haciendo para revertir esto?
-Informar y dialogar. Creemos que es importante escuchar las legítimas aprensiones que una persona que no nos conoce pueda tener. No buscamos convencer a nadie, lo que queremos es poder entregarles los antecedentes a las personas para que libremente se creen su opinión, pero desde una posición más informada.
El blog conocemonsanto.cl, la cuenta en twitter @Monsanto_cl, han sido iniciativas muy reveladoras. Nos muestran que es posible dialogar de manera y directa con la ciudadanía, en un clima de respeto y con los antecedentes en la mano. Hasta hace poco, nuestra comunicación estaba concentrada en el mundo agrícola. Hoy en cambio, hemos abierto el diálogo a toda la comunidad y ciudadanía.
TRANSGÉNICOS
-¿Cómo responden a quiénes tienen temor de los cultivos transgénicos?
-Son opiniones distintas y las respetamos. Nuestro deber es entregar los antecedentes para que las personas puedan formarse una opinión informada.
Hoy existe bastante consenso en el mundo científico, incluyendo a organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), respecto a la oportunidad que ofrece la biotecnología como herramienta para mejorar la calidad y cantidad de alimentos disponible, en particular frente a una población creciente, una menor disponibilidad de terrenos y desafíos climatológicos como la sequía.
Hay más de 2.000 estudios científicos que reconocen la seguridad de los cultivos biotecnológicos, y apenas 30 que se oponen.
Más de 3.450 connotados científicos a nivel mundial, incluyendo 25 premios Nobel, han firmado una declaración en apoyo a la biotecnología agrícola y los cultivos transgénicos (AgBioWorld), indicando su seguridad para humanos, animales y el medio ambiente.
En la actualidad existen más de 50 declaraciones o documentos científicos oficiales (involucrando a cerca de 190 organizaciones o sociedades científicas) que ratifican la bioseguridad de los cultivos biotecnológicos y sus productos derivados.
Una de las grandes ventajas de la biotecnología es que permite introducir innovaciones más rápidamente, sobretodo desarrollando características en los cultivos para que estos requieran menos recursos productivos como agua, fertilizantes o agroquímicos.
- ¿Debería legislarse? ¿Etiquetarse?
-Los granos de cultivos biotecnológicos que llegan al país tienen una composición nutricional idéntica a la de granos de cultivos convencionales. Etiquetar me parece, entonces, que no favorece. En Chile existe una ley de etiquetado de alimentos en función de su composición nutricional.
Debemos considerar que el 70% de los elementos procesados en Chile tiene ingredientes biotecnológicos. Aunque en Chile no se producen cultivos biotecnológicos, si existen alimentos importados que incorporan granos provenientes de ellos. Los alimentos conteniendo granos de cultivos biotecnológicos que se consumen en Chile, especialmente soya y maíz, provienen de materias primas importadas y se encuentran en numerosos alimentos procesados como galletas, embutidos, cereales y comidas preparadas que rotulan estas materias primas (especialmente soya) como proteína vegetal o hidrolizado de proteínas.
- ¿Qué le dice a quiénes aseguran que los agricultores se ven cada vez más dependientes de las productoras de semillas y se va afectando la diversidad?
-En nuestra opinión, los agricultores chilenos prefieren nuestros productos porque les permiten aumentar sus tasas de productividad y les entregan otros beneficios: sociales, ambientales y económicos.
Hay bastante competencia en el mundo de las semillas y Chile no es la excepción. Al mismo tiempo, si un cultivo es más productivo, usa menos superficie de suelos; si es más eficiente, utiliza menos agua y fertilizantes; si tiene características mejoradas, puede usar menos agroquímicos. Ciertamente todo ello constituye un aporte a la sustentabilidad y Monsanto busca ese tipo de cultivos cuando desarrolla sus productos.
-¿Qué responsabilidad asumen en la aparición de las malezas resistentes y súper plagas por el uso de pesticidas potentes?
-Las malezas y plagas más resistentes tienen que ver con las malas prácticas agrícolas, y en particular al uso excesivo de plaguicidas. Nuestra oferta de semillas va en la dirección contraria.
¿Cuáles son las proyecciones de Monsanto en Chile y el mundo? ¿Han visto la posibilidad de cultivar de transgénicos en Chile?
-Queremos ayudar a los agricultores a ser más competitivos, productivos y eficientes. Estamos buscando mejores soluciones y herramientas. Nuestro país requiere innovación para enfrentar los requerimientos del sector.
Chile opera como plataforma sudamericana para Monsanto. Desde acá se venden las hortalizas que comercializamos para toda Latinoamérica. A su vez, semillas de maíz y soya producidas en Chile abastecen los mercados norteamericano y europeo. Chile es estratégico para el abastecimiento de semillas de contra estación para esos mercados.
Después de expandirse en los últimos años, el mercado de las semillas de maíz y soya frenó su crecimiento debido a la caída de los commodities y la baja en la superficie sembrada; lo que se mantendrá por uno o dos años más. Por otro lado, el negocio de hortalizas local ha crecido al 2% y 3% anual
A futuro el objetivo es seguir creciendo en Chile, ocupando nuestra operación local como soporte internacional.
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