Publicado el 14 junio, 2021 | por editor
Drosophila suzukii: ¿dónde se encuentra esta mosca en invierno?
Sin lugar a dudas, Drosophila suzukii, conocida comúnmente como mosca de alas manchadas, ha producido las mayores pérdidas económicas en frutales como berries y cerezos, afectando principalmente la Agricultura Familiar (AF) del país. El daño generado por esta plaga ha ido en aumento, gatillando la preocupación no solo de pequeños productores, sino también de la comunidad urbana que posee árboles, arbustos o plantas frutales en los patios de sus casas.
Durante la temporada 2020-21, las denuncias y evidencia de los daños provocados por esta mosca se hicieron notar en las redes sociales por medio de videos, fotografías y testimonios ciudadanos, quienes daban a conocer la presencia de larvas al interior de fruta fresca, y durante el proceso de elaboración de mermeladas y conservas. Por lo tanto, el efecto de la suzukii no solo ha producido daño directo en los productores de fruta, sino también ha impactado negativamente la comercialización de productos procesados.
La mosca de alas manchadas se caracteriza por tener un ciclo de vida de 15 días aproximadamente (1 generación), cuyo macho posee una mancha oscura en la parte superior de ambas alas, razón por la cual recibe su nombre. Sin embargo, la importancia de este insecto no radica en el macho, si no en la hembra, la cual no posee manchas en las alas, pero sí una estructura especializada para poner sus huevos llamado ovipositor, caracterizado por su dureza y forma peculiar tipo sierra. Gracias a este ovipositor, la hembra pone sus huevos en fruta sana desde el estado de pinta como cerezas, berries (arándanos, frambuesas, frutillas, moras), zarzaparrilla, uvas, guindo, murta, ciruelo, durazno y todo aquel fruto de piel blanda, sus predilectos. Estos frutos permiten a la hembra poner sus huevos, proporcionándole albergue y alimento para el desarrollo de la futura larva en su interior.
Ciclo de vida
El ciclo biológico de Drosophila suzukii incluye los estados de huevo, larva, pupa y adulto (macho y hembra), los cuales ocurren dentro de la fruta (huevo y larva) y en el suelo (la pupa), aunque un porcentaje menor de larvas pueden pupar al interior de la fruta. En el sur de Chile, la presencia de los estados inmaduros de esta mosca en huertos y árboles frutales comienza a evidenciarse desde el estado de fruta pintona en adelante, momento en que la hembra comienza a poner sus huevos en frutos sanos. Si bien, los huevos no son visibles a simple vista, sí es posible ver sus espiráculos, proyecciones del huevo tipo pelitos finos de color blanco sobre la fruta y que le permite respirar al huevo. A partir del huevo se forma una larva de color traslúcido-blanquecino que comienza a crecer al interior del fruto, alimentándose de su pulpa y produciendo hendiduras. De esta forma, la presencia de dichos pelitos blancos y hendiduras en el exterior de la fruta evidencian la presencia de una o varias larvas de la mosca.
Una vez puesto el huevo en la fruta, la larva se hospedará en su interior alrededor de 3 a 4 días (dependiendo de la temperatura), para luego salir del fruto y caer al suelo a pupar. Esta pupa permanecerá superficialmente en la hojarasca del suelo durante 3 a 4 días más, para luego dar origen a una nueva hembra o macho que continuará el ciclo. Así, durante cada temporada agrícola, pueden ocurrir hasta 16 generaciones entre los meses de septiembre a abril.
Monitoreo
Los monitoreos son importantes para detectar la presencia y cantidad de un insecto que causa o pudiera causar pérdidas económicas. En el caso de Drosophila suzukii, los monitoreos deben realizarse idealmente durante todo el año, y de esta forma definir en qué meses las moscas (machos y hembras) están volando sobre el huerto. Para los monitoreos de Drosophila suzukii se utilizan trampas atrayentes especiales y simples, para las cuales se necesita un receptáculo plástico tipo vaso y el atrayente (ver código QR).
En invierno, cuando no hay fruta en los huertos o en los árboles, las trampas deben ubicarse en los bosquetes y contornos del huerto, donde existan arbustos silvestres. En verano, las trampas deberán ubicarse al interior y en los bordes del huerto. La evaluación del contenido de las trampas es laborioso y requiere tiempo, por lo que poner dos trampas por hectárea es suficiente. Los contenidos de las trampas deben evaluarse semanalmente cuando hay fruta en los huertos, y cada dos o tres semanas el resto del año, considerando que lo más fácil de identificar son los machos. Al verificar la presencia de machos en la muestra, se puede deducir que también hay hembras (más difíciles de identificar porque no tienen manchas en las alas), por lo tanto la plaga está presente y se deben tomar decisiones de control.
en invierno
¿Dónde se encuentran estas moscas durante el invierno?
Una de las principales interrogantes acerca de esta nueva plaga, es dónde continúa su ciclo de vida la hembra una vez que se acaba la fruta en los huertos. De acuerdo a información extranjera, las moscas buscan refugio en frutos de plantas silvestres ubicadas en bosques, bosquetes y matorrales en el contorno del huerto. Hasta la fecha, existe una serie de frutos silvestres que han sido reportados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) como susceptibles a la infestación por esta plaga (http://www.sag.cl/ambitos-de-accion/drosofila-de-alas-manchadas-drosophila-suzukii).
En relación a este tema y con el objetivo de investigar la importancia de los frutos silvestres presentes en el sur de Chile respecto al ciclo de vida de esta mosca, es que profesionales del Laboratorio de Ciencia de Insectos del Centro Regional de Investigación INIA Carillanca están realizando estudios para determinar la influencia de este tipo de flora silvestre en la sobrevivencia invernal de Drosophila suzukii. Por otra parte, también es posible mencionar, por ejemplo, que en la Región de La Araucanía frutos rezagados en plantas de arándano en el mes de marzo permiten la continuidad del ciclo de la suzukii, continuando con aquellos frutos de frambuesa que pueden encontrarse hasta abril en variedades remontantes.
Posteriormente, frutos silvestres como mora o murra ubicados en bordes de caminos, bosques y sitios eriazos en zonas urbanas son también útiles para continuar con su ciclo, seguido de murta, fruto susceptible de ser infestado y que está disponible tanto a nivel silvestre como de cultivo. Por otro lado, frutos de mosqueta poseen una piel mucho más dura, sin embargo las hembras aprovechan las aperturas naturales y heridas para poner allí sus huevos, o bien los dejan al descubierto sobre la superficie del fruto.
A partir de mayo comienzan a pintar los frutos de arrayán, los cuales permitirán mantener su ciclo biológico por varias semanas más. Al día de hoy se continúa la colecta de otros frutos silvestres, información que estará disponible dentro de los próximos meses. Considerando entonces lo antes expuesto, es evidente que la hembra tiene suficientes opciones donde poner sus huevos y continuar su ciclo de vida durante el otoño en el sur de Chile, evidenciando la falta de conocimiento que tenemos respecto al comportamiento de esta plaga en nuestro país.
Desafíos
futuros
Una de las mayores preocupaciones respecto a esta plaga es cómo controlarla, por lo que en INIA los esfuerzos están enfocados en evaluar diferentes métodos de control que permitan bajar los niveles poblacionales de forma eficaz, que sean lo más inocuo posible y que permitan su utilización de manera sostenible en el tiempo. Por el momento, las herramientas disponibles y más eficaces son el uso de insecticidas químicos y repelentes botánicos. Sin embargo, es necesario invertir en el desarrollo de estrategias que consideren el uso de herramientas de control biológico, las que permitirán acompañar y reducir el uso de insecticidas. Lamentablemente, la disponibilidad de biocontroladores específicos para el control de Drosophila suzukii no ocurrirá de un año para otro, ya que es necesario encontrar aquellos (por ejemplo, parasitoides, hongos y nematodos entomopatógenos) que sean nativos, específicos y que no impacten negativamente a otros insectos benéficos y/o de interés.
El desafío por el momento, además de la búsqueda de estos biocontroladores, es realizar buenas prácticas culturales en el huerto, tanto después de la cosecha como durante el invierno, manteniendo los contornos limpios y monitoreados. Por último, y no menos importante, es mencionar la presencia y manejo de la vegetación silvestre y de árboles frutales en zonas urbanas, problema que en este momento pasa desapercibida, pero juega un rol significativo en la continuidad del ciclo de vida de esta mosca.
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