Publicado el 4 marzo, 2019 | por editor
¿Cuál es el escenario más probable para la carne ovina al año 2030?
¿Cuál es el escenario más probable para la carne ovina al año 2030? La Fundación para la Innovación Agraria (FIA), a través del Estudio prospectivo: industria de la carne bovina y ovina chilena al 2030: principales desafíos tecnológicos para mejorar su competitividad, da la respuesta.
En el documento publicado recientemente se establece que las cadenas de producción de carne enfrentan desafíos importantes para llegar en una condición competitiva al año 2030. En este contexto, este trabajo reúne la visión de un amplio grupo de actores del sector, tanto públicos como privados, respecto a los factores que limitan la competitividad de ambas cadenas y de las políticas que debieran fomentarse para enfrentar estas limitantes. Reconociendo que existe una gran heterogeneidad entre los actores y sus opiniones, se realizó un esfuerzo por recoger aquellos puntos en que había una mayor coincidencia y acuerdo, de manera de hacer una propuesta de políticas que debieran tener un fuerte respaldo a lo largo de la cadena.
Para lograr este fin se trabajó en conjunto con una gran número de actores claves de las cadenas de carne ovina y bovina, quienes se constituyeron en fuentes de información primaria y contribuyeron al desarrollo de la propuesta de políticas públicas para el sector, a través de la discusión en talleres de trabajo, entrevistas personales y encuestas.c
CARNE OVINA
En el escenario más probable para la cadena de carne ovina, la tendencia indica que el comercio mundial de esta carne aumentará un 7% en base al nivel actual, impactando medianamente a la industria (índice de impacto 2,0). El mayor comercio incluye aumento en las exportaciones e importaciones a escala mundial, impulsado por el incremento de la demanda por alimentos producto del crecimiento de la población y el poder adquisitivo. El mayor comercio internacional no repercutirá en la industria, ya que las exportaciones de carne ovina desde Chile se mantendrán al 2030 (índice de impacto 1). Además, se espera que el tipo de cambio (dólar US a peso chileno) se mantenga, lo que tendría un leve impacto en la industria nacional (índice de impacto1,2). Se espera que los precios de la carne ovina suban un 10% o más en base al nivel actual. El aumento de precios tendría repercusiones positivas, pero de impacto medio-bajo (índice de impacto 1,6).
Se espera que aumenten considerablemente las exigencias en relación a la trazabilidad e inocuidad de los productos cárnicos, lo que tendría un impacto medio (índice de impacto de 2,2).
Asimismo, aumentarán considerablemente las exigencias de productos sin residuos de hormonas, antibióticos y pesticidas (índice de impacto 2,2) y con adecuados estándares de bienestar animal (índice de impacto 2,6), lo que generará un impacto medio y medio-alto, respectivamente. Estos cambios aumentarían los costos y no está claro si el consumidor estará dispuesto a pagar más o serán simplemente exigencias para comprar.
Así, los sistemas productivos deberán adaptar sus formas de producción y buscar estrategias competitivas para enfrentar estos cambios en los consumidores. Las exigencias de transparencia de los procesos productivos aumentarán medianamente y tendrán un impacto leve en la industria (índice de impacto 1,3).
Por otro lado, se espera que aumente un 15% o más la comercialización de productos en porciones individuales, lo que tendría un impacto alto en la industria (índice de impacto 2,8), ya que estaría dando un mayor valor agregado a los productos cárnicos. También aumentará un 5% la comercialización de productos cárnicos Halal y Kosher (índice de impacto 2,6), lo que tendría un impacto medio-alto.
Respecto al cambio climático, se espera que aumente la frecuencia de eventos climáticos extremos en un 10% o más al 2030. Fenómenos tales como inundaciones, sequías y otros serán más recurrentes a lo largo del país. Este aumento tiene un gran impacto negativo para la industria (índice de impacto 3,0).
Además, se espera una disminución media en la disponibilidad de agua para la agricultura y ganadería en Chile, lo que tendría un impacto medio (2,0) debido a problemas en la productividad de las praderas o daños a la infraestructura productiva.
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