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Publicado el 14 octubre, 2019 | por editor

Avanzar en la calidad de las plantas: un constante desafío del sector viverista

La calidad ha sido un aspecto clave en el crecimiento del sector viverista en los últimos años y para quienes trabajan en esta actividad debe seguir siendo prioridad, más aun considerando el importante y necesario recambio varietal que está experimentando la fruticultura y el movimiento a nuevas zonas de producción.

En Chile existen hoy más de 1.900 viveros frutales inscritos en el SAG, que son supervisados permanentemente para cumplimiento de normas específicas que regulan las operaciones en viveros y depósitos de plantas, ya sea para autoconsumo o venta a terceros.

La gerente general de Viveros de Chile A.G. (AGV), Maritrini Lapuente, afirma que el gremio se ha propuesto como visión posicionar a Chile entre los países potencia de producción de plantas frutales de calidad para el mercado nacional y plataforma exportadora para el mundo.

Lapuente explica que en Chile existen 2 tipos de plantas por normativa; plantas corrientes y plantas certificadas. “Más del 99% tiene la categoría de planta corriente. Producir bajo esquema de certificación es voluntario y lamentablemente, hasta hace poco, muy costoso y lento. El gremio ha fomentado junto al SAG la producción de plantas certificadas y podemos ver el fruto de este esfuerzo con la venta de las primeras plantas certificadas de cerezos y vides viníferas este año, todo un hito para la industria, del cual nos sentimos orgullosos”, informó.

En la misma línea, AGV está desarrollando el proyecto “Sello de Calidad”, adjudicado por FIA, bajo el concepto “la planta es lo primero”. Este trabajo sumará al esfuerzo aislado de muchos viveros, aunando criterios de mejora continua. Este sello incluirá temas de calidad, sanidad, genuinidad varietal, salud, seguridad y bienestar del trabajador, RSE, ética y medioambiente, fomentando no solo la producción de mejores plantas, sino el reconocimiento a quienes estén implementando protocolos trazables de mejora en su sistema productivo completo.

“Buscamos así, mejorar y unificar productos y procesos para estar a la altura de la demanda nacional y extranjera. En esta línea, volverá a realizarse el 17 de octubre la reconocida feria y convención internacional Agro Planttrade organizada por el gremio para reunir anualmente a los principales actores de la industria, incluyendo expertos nacionales y extranjeros”, concluye la gerente general de Viveros de Chile AGV.

¿QUé SE ESTÁ HACIENDO?

Los viveros frutales y de hortalizas están desarrollando buenas prácticas que tienden a la calidad e incluso a la certificación. Difícil tarea que ya tiene sus primeros frutos en Chile.

ViveroSur, fue pionero al certificar su producción de cerezos. Su director, Alejandro Navarro, cuenta que hace 12 años ingresó al Consorcio de Desarrollo Viverístico, que conformaron 13 viveros con el fin de avanzar en certificación de plantas, proceso que finalmente no fructíficó. “Decidimos seguir individualmente porque teníamos la convicción y con el SAG hicimos 10 años de proceso. Tuvimos que generar nuestro propio banco de germoplasma. Para variedades libres, postulamos las variedades y se chequearon las plantas madres limpias en el banco de cada una de las variedades de interés”, explica.

Las cerezas resultaron de especial dificultad dado que no era posible usar semillas para el banco como sí ocurrió con las manzanas. “En cereza fue más difícil y demoró dos años más lograr portainjertos limpios. Una vez que teníamos el banco, armamos 3 hectáreas de bloques de incremento que vienen de las tres plantas originales, en un proceso que se hace junto al SAG, para asegurar la trazabilidad. Luego tuvimos que describir las variedades. Hicimos la descripción de todas las variedades libres en cerezos, en manzanos y perales. Labor que duró dos años. Luego el SAG corroboró que era la descripción varietal. Entonces tuvimos que plantar un banco de comprobación varietal para que diera fruta y luego el SAG lo chequeara que correspondía a la descripción”, describe Navarro.

“Los costos fueron altísimos. Hoy, gracias a la experiencia nuestra las inversiones son menores con tarifas especiales para certificación de frutales”, explica. Tras todo este proceso ViveroSur lleva 2 años vendiendo plantas certificadas de cerezo con código de trazabilidad. “La planta certificada va con una etiqueta azul que la diferencia de la planta corriente que va con etiqueta rosada. Hoy no se valora mucho comercialmente, pero tenemos la convicción que es importante”, indica Navarro.

Viveros Guillaume, acaba de sacar al mercado los primeros portainjertos clonales de vides certificados, todo un hito para el sector. Su gerente general, Jorge Villagrán, hace un poco de historia. “Fuimos pioneros en vides injertadas cuando acá no se usaba alrededor del año 2.000, cuando la presencia de nemátodos entre otros problemas en las plantas, nos impulsaron a explorar las plantas injertada. Varios viveros se esforzaron por mejorar la calidad genética, con introduccion del aporte clonal francés”, afirma.

Por su parte el director de producción del mismo vivero, Christophe Delbos, sostiene que a partir de los años 70 se crearon clones de variedades que existían en Francia de tal manera de eliminar la contaminación y las enfermedades ligadas a virus que afectaban a las plantas perennes. Así se obtuvieron variedades libres de vid para viníferas. Afirma, que luego se hizo luego una selección de clones orientados a la enología, a generar buenos vinos. Con ventaja es estar limpios de virus. “En Chile comenzamos a generar esta misma forma de hacer las cosas y con Jorge Villagrán y Pablo Guilisasti introducimos 70 clones de variedades y 10 de portainjertos”, comenta Delfos.

Respecto a las certificaciones Villagrán explica que el sector en su conjunto trabajó para tener una normativa que pudiera mantener una trazabilidad de la genética del material que se introducía. “Fue un trabajo entre SAG, Viveros de Chile AGV, universidades, etc. lo que dio como resultado una normativa que rige desde 2013″.

Con ello -explica el ejecutivo- ya estuvieron en condiciones de iniciar un trabajo de certificación “Tras 5 años de trabajo en un programa de certificación, este año 2019 introdujimos en el mercado las primera vides certificadas”, comenta. “Con ello, quien compra la planta, sabe que está cuenta con el standard requerido. Esperamos que el mercado lo reconozca y aprecie”, concluye Villagrán.

Pero no todo es certificación, también hay buenas prácticas, que los viveros utilizan para generar estándard de calidad. María José Castro de Viveros Nueva Vid lo explica. “Hemos logrado obtener una buena planta en términos de estructura de raíces y vigor, donde no separamos por calibre, dado que al ser seres vivos siempre existe variabilidad entre ellas, pero cumplen con un estándar de calidad de 3 raíces principales y brotes de vigor medio de 5 a 8 cm con 2 o más yemas. Nuestro desafío actual es entregar un producto lo más inocuo posible, por medio de la limpieza de materiales y extremando las medidas de desinfección dentro de nuestro proceso productivo.

 

 


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