Publicado el 9 enero, 2015 | por editor
Los desafíos y ventajas del ingreso de Chile a la OCDE
Por: Fredy H. Wompner G.
Economista
A cuatro años del ingreso de Chile a la OCDE (enero de 2010), ya se pueden apreciar los efectos que tiene para nuestro país su participación en esta importante organización internacional. Para profundizar en este análisis debemos partir por precisar algunos aspectos relevantes de la OCDE en cuanto a su funcionamiento. Recordemos que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es un organismo de cooperación internacional, compuesto por 34 estados, cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales.
En la OCDE, los representantes de los países miembros se reúnen para intercambiar información y armonizar políticas con el objetivo de maximizar su crecimiento económico y colaborar a su desarrollo y al de los países no miembros. Conocida como «club de los países ricos», la OCDE agrupa a países que proporcionaban al mundo el 70 % del mercado mundial y representaban el 80 % del PNB mundial en 2007
La OCDE tiene sus raíces en el plan Marshall mediante el cual se apoyó la reconstrucción de los cimientos económicos de Europa. Hoy en día, es una organización que agrupa a 30 países de Europa, América, Asia y Oceanía, que tienen en común gobiernos democráticos y economías de mercado.
La OCDE facilita el intercambio de experiencias comparadas, en políticas públicas de excelencia para el desarrollo, identificando buenas prácticas permite sustentar dichas políticas, apoyando el dialogo entre países para lograr el desarrollo global. Entre sus objetivos están proveer de información estadística y análisis de políticas sectoriales; identificar políticas públicas exitosas y temas emergentes y realizar recomendaciones.
A diferencia de los tratados de libre comercio, los beneficios de ser miembro de la OCDE no pueden ser cuantificados en términos de variables económicas como el crecimiento, la inversión extranjera y las exportaciones. Evidentemente, ser miembro de la OCDE es un certificado de que aplican políticas económicas acertadas y podría llevar a un incremento de la inversión extranjera, pero no es evidente que ello ocurra excepto en el caso de fondos de inversión que tienen entre sus normas el que solamente pueden invertir en países que son miembros de la OCDE.
El cumplimiento de los estándares de la OCDE tiene evidentes beneficios para el país en todas las áreas cubiertas por la Organización. Un ejemplo de ello son las estadísticas. Tal como se señaló, la OCDE es una de las principales fuentes de estadísticas del mundo. Para ello la Organización ha estandarizado los requerimientos de información a sus países miembros.
Chile deberá mejorar la calidad de sus estadísticas y presentarlas en los formatos que exige la OCDE para que sean comparables con las de los otros miembros. Mejores estadísticas permiten un mejor diagnóstico de la situación del país, una medición más precisa del impacto de las políticas públicas y la detección de las deficiencias que aún persisten.
En segundo lugar, la OCDE realiza evaluaciones entre pares (peer reviews), probablemente su elemento más distintivo como organización internacional. El trabajo de seguimiento de las políticas públicas y del desempeño de las economías se hace mediante un diálogo permanente en el marco de los comités entre los expertos nacionales.
EN EL AGRO
En el ámbito de la agricultura los estudios y la información que entrega la OCDE es también muy valiosa (“Agricultural Policies in OECD countries, at a glance” y “OECD Agricultural Policy: Monitoring and Evaluation 2012”). Al respecto en unos de sus últimos informes sobre el sector agrícola señala que en su conjunto con las actividades derivadas, han desempeñado un papel clave en el éxito económico de Chile, tanto en beneficio de la estabilidad y las reformas, y haciendo una importante contribución, mediante un rápido crecimiento de las exportaciones. “El sector es estratégicamente más importante de lo que el 4% del PIB sugeriría”.
Plantea que el sector agrícola y agroindustrial chileno ha sido sumamente exitoso en agregar valor a la producción primaria y a los productos procesados como el vino y frutas, con una proporción similar de PIB como para la misma agricultura. “Gran parte del aumento en el valor agregado ha sido en productos exportables, con la consecuencia que la agricultura y productos relacionados son de los más dinámicos en el proceso exportador”, señala uno de los informes.
Según el organismo internacional, el promedio de apoyo a los productores agrícolas en los países OCDE, como proporción de los ingresos brutos, fue de 19% en el año 2011, mientras que en Chile alcanzó un 4%. Esta magnitud, extremadamente baja en comparación con la media de las naciones desarrolladas, sólo es superada por Australia y Nueva Zelanda, con 3% y 1%, respectivamente.
Chile y estos países tienen similitudes en apertura comercial, valores de exportaciones silvoagroalimentarias, condiciones edafoclimáticas, entre otros, y al mismo tiempo, poseen bajos niveles de apoyo en términos de incentivos gubernamentales. Sin embargo, deben competir con las agriculturas altamente subsidiadas de los mercados de destino de sus envíos al exterior.
La OCDE destaca que el 70% de la ayuda involucrada en políticas específicas se entrega a pequeños agricultores (riego, aumento de productividad, desarrollo rural, recuperación de suelos, I+D, capacitación, estándares sanitarios, marketing y promoción) y que la mitad del gasto en esta área se destina a los servicios generales para desarrollar la agricultura en su conjunto (infraestructura, I+D y educación agrícola), porcentaje que es casi el doble del promedio de la OCDE.
El organismo reconoce, también que Chile ha logrado diversificar los destinos de sus exportaciones. En los últimos años, el 34% de las exportaciones de alimentos agrícolas se dirigió a América del Norte, 24% a Europa y 26% a los países asiáticos. Los mercados latinoamericanos mostraron una participación menor, con una cuota combinada de 11%.
Las razones principales para la baja proporción en América Latina serían dos. Primero, las exportaciones chilenas son en su mayoría de un alto valor, tales como frutas frescas de temporada o productos con considerable valor agregado, en particular el vino, por lo que la demanda es mayor en los países con altos ingresos. Segundo, los países latinoamericanos son a menudo competidores exportadores. Además destaca que hayan surgido nuevos mercados de crecimiento para Chile, tales como Corea y Rusia.
Finalmente podemos señalar que todos estos antecedentes proporcionados por la OCDE nos indican claramente la posición que el sector agropecuario de nuestro país ocupa en el concierto internacional y nos dan una idea de los grandes desafíos que se tienen por delante, así como de las áreas que requieren mas atención.
Twittear