Publicado el 2 agosto, 2021 | por editor
Cuidado con el virus del Enanismo Amarillo de la Cebada
El virus del enanismo amarillo de la cebada (VEAC) es causado por un virus denominado Barley Yellow Dwarf Virus (BYDV).
Los síntomas se caracterizan por la presencia de plantas individuales o en pequeños manchones, con hojas de coloración amarilla-rojiza a rojizas, que se inicia en las puntas de las hojas, y desciende hasta afectar la totalidad de la hoja y eventualmente, la planta completa. Las plantas afectadas son de menor altura.
El agente causal del VEAC es transmitido exclusivamente por áfidos (pulgones). Afecta al trigo, avena, cebada, triticale, centeno, arroz, maíz y sorgo, además de una variedad de especies de malezas gramíneas. Los principales áfidos vectores de este virus son el pulgón de la avena (Rhopalosiphum padi), el pulgón verde de la espiga (Sitobion avenae), el pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminum) y el pulgón verde pálido de las gramíneas (Metopolophiom dirhodum).
ESTRATEGIAS DE CONTROL
Esta enfermedad fue muy severa en trigo, y probablemente también en avena, entre los años 1973 a 1978, disminuyendo su intensidad desde 1979 hasta 1987 producto de la exitosa introducción al país de depredadores y parasitoides a partir del año 1976, con el propósito de regular las poblaciones de áfidos. La incidencia y severidad de la enfermedad ha sido fluctuante en los últimos 20 años, aunque mayoritariamente moderada, excepto en algunas temporadas que por las características climáticas se han presentado altas y tempranas poblaciones de pulgones.
El control de esta enfermedad en avena, al igual que en trigo, se ha dado naturalmente por la presencia de insectos depredadores y parásitos de pulgones. También se puede reducir su incidencia modificando la fecha de siembra, de tal forma que los primeros estados de desarrollo de la avena escapen a las mayores poblaciones de pulgones. En casos de severa infestación de áfidos, se puede emplear insecticidas selectivos para reducir las poblaciones de estos insectos vectores.
ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES
En avena existen también otras enfermedades mucho menos frecuentes, algunas de las cuales no deben descuidarse. Dentro de las menos frecuentes se encuentra la roya o polvillo del tallo causada por el hongo Puccinia graminis f. sp. avenae. Los síntomas se caracterizan por la presencia en tallos y hojas de pústulas pulverulentas, alargadas, de coloración café oscura, más grandes que las producidas por el polvillo de la hoja. Es más común en la zona central y centro-sur del país. En la zona sur es posible detectarla sólo a fines de la temporada, cuando las plantas están en proceso de madurez, principalmente en el tercio inferior de las plantas. Esta enfermedad ha tenido una muy baja incidencia en el cultivo, en gran parte por el mejoramiento genético, ya que existen variedades resistentes o tolerantes.
NO SE DEBE DESCUIDAR
También es posible detectar ocasionalmente la enfermedad conocida como mancha foliar o helmintosporiosis de la hoja, causada por el hongo Dreschlera avenae (Syn. Helminthosporium avenae). Los síntomas corresponden a manchas café-rojizas, alargadas a ovaladas, en la lámina foliar las que van aumentan de tamaño pudiendo comprometer gran parte de la hoja, la que puede secarse y morir. En avena strigosa es más común observarla. Prácticas como la rotación de cultivos, favorecer la descomposición del rastrojo infectado y el tratamiento a la semilla con fungicidas, permiten reducir la incidencia de esta enfermedad.
Dentro de las enfermedades que no deben descuidarse se encuentran los carbones de la avena, como el carbón volador causado por el hongo Ustilago avenae y, el carbón cubierto causado por el hongo Ustilago kolleri (Syn.: Ustilago hordei). Los carbones fueron las enfermedades más comunes y destructivas en avena y otros cereales, hasta fines de los años 60. Con el surgimiento de fungicidas desinfectantes de semilla sistémicos, estas enfermedades prácticamente han desaparecido. Por tanto, es imprescindible mantener la práctica de desinfectar la semilla para evitar que estos patógenos surjan nuevamente como una amenaza al cultivo. Los síntomas del carbón volador se hacen evidentes al momento de la emergencia y floración de la panoja. Los tejidos y estructuras florales de las espiguillas enfermas son reemplazados por una masa oscura de esporas, las que al romperse la frágil membrana que las envuelve, se diseminan por acción del viento, infectando las flores de las panojas sanas del mismo cultivo, o de cultivos vecinos.
Los síntomas causados por el carbón cubierto de la avena son en general parecidos a los del carbón volador, salvo que en el primer caso las brácteas florales y las membranas que envuelven a las masas de esporas se desarrollan y persisten por mayor tiempo, prácticamente hasta la madurez y cosecha del cultivo, momento en el cual se produce la diseminación del hongo.
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