Publicado el 13 julio, 2020 | por editor
La importancia de una buena gestión hídrica en hortalizas bajo invernadero
Por: Gabriela Chahín Ananía, especialista en Sistemas Ganaderos y Rafael López-Olivari, especialista en Ciencias del Riego del Centro Regional Inia Carillanca.
El déficit hídrico y el limitado acceso al agua se manifiestan con mayor o menor medida en todos los sistemas agrícolas de la región. Así, la producción de hortalizas bajo invernadero no es la excepción, requiriendo cada vez más de estrategias de gestión hídrica integral.
Una experiencia que está ejecutando Inia Carillanca en el apoyo a productoras de hortalizas de la comuna de Pitrufquén, a través del Programa de Gestión Hídrica en el área de influencia del canal de regadío Faja Maisan y sus alrededores, con recursos del Gobierno Regional de La Araucanía.
SISTEMAS DE RIEGO
En los invernaderos cuyas dimensiones tipo son de 4 m de ancho x 10 m de largo, se puede producir hortalizas todo el año, considerando rotaciones de distintas especies hortícolas, por lo que el sistema de riego debe responder a esa necesidad y permitiendo entregar diferentes cantidades de agua según la demanda hídrica de cada hortaliza sembrada. Lo primero es instalar y utilizar un método de riego óptimo para cultivos bajo invernadero: riego por goteo a través de una cinta de riego.
Este sistema consta de un cabezal de PVC (tubería de PVC hidráulico color azul) que va enterrado a unos 25 a 30 cm a lo ancho del invernadero. En éste se conectan trozos de línea de polietileno negro de 35 a 40 cm de largo (llamados normalmente “chicotes”) a una distancia entre ellos de 35 cm.
En cada línea de polietileno negro se debe colocar una mini válvula conectada a la cinta de riego, con ello se individualiza la entrega de agua de cada cinta de riego. Normalmente se usan cintas con emisores a 30 cm, lo que va de acuerdo con la distancia de plantación de las especies hortícolas que mayoritariamente se cultivan. Para controlar la entrega de agua debe incorporarse un cabezal de riego básico, con a lo menos una bomba eléctrica con o sin sistema fotovoltaico, filtros de malla o anillas y manómetros. También se puede automatizar, para lo cual se requiere además de un programador de riego y las válvulas solenoides.
En situaciones donde el acceso al agua es restringido, la fuente de agua puede provenir de uno o varios estanques de acumulación de agua de lluvia. Ésta se puede captar desde los techos de casa o construcciones o aprovechar alguna vertiente o pozo para rellenar los estanques.
Un estanque de 5.400 litros, protegido del ambiente con un techo, radier y paredes de malla sombra, permite regar un invernadero de 40 m2 por tres meses, usando frecuencias diarias de 30 minutos en la mañana para hortalizas de hoja (lechugas, espinaca, y cilantro). Lo segundo, es determinar la programación de riego de cada rotación de hortalizas (frecuencias y tiempos de riego). El tiempo de riego se puede determinar de manera aproximada y sencilla aplicando una cantidad de agua en un tiempo conocido. Por ejemplo, regar por 15 minutos en la mañana y observar en la tarde hasta dónde alcanzó la humedad en el suelo (ideal hasta profundidad de las raíces), considerando el estado de crecimiento de cada especie hortícola.
FRECUENCIA
La frecuencia puede ser determinada cada día revisando la humedad en el suelo después de cada riego, a través de una inspección manual en zona de raíces (una humedad buena del suelo es cuando se escoge una muestra de suelo con la mano, se aprieta y se suelta, y debe mantener la forma del suelo en la mano). En caso de producirse alguna obstrucción de algún emisor (orificio de la cinta), se recomienda solo pasar las yemas de los dedos y no limpiar con clavos ni otro objeto que pueda agrandar el orificio y por ende, dañar e inutilizar la cinta de riego.
Por lo tanto, no existe un método de riego ideal o uno mejor que otro que se pueda emplear en forma eficiente en todas las condiciones de suelo y cultivo. Los métodos de riego se diseñan para determinadas condiciones de operación, considerando factores técnicos y económicos.
El mejor sistema de riego es el que se adapta mejor a las necesidades locales particulares, cumpliendo con aportar en forma uniforme y oportuna el agua que necesitan las hortalizas bajo una condición de invernadero. Una buena gestión hídrica integral del agua de riego dentro del invernadero puede mejorar considerablemente la eficiencia de uso del agua de riego e incrementar o mejorar el objetivo productivo entre 10 a 15%.
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