Publicado el 1 junio, 2020 | por editor
Azafrán: el “oro rojo” surge como una alternativa para la pequeña agricultura
Como uno de los mejores 500 proyectos en los premios Latinoamericanos Verdes, en el que participaron más de 2.500 propuestas con fines sociales y ambientales de América Latina y el Caribe, Estados Unidos, Canadá y España, fue reconocida -en la categoría de desarrollo humano, inclusión social y reducción de desigualdad, la iniciativa: Introducción del azafrán en La Araucanía.
Esta especia cultivable, proveniente del mediterráneo y conocida como el “oro rojo” por su alto precio, se obtiene de los estigmas de la flor de la planta de Crocus sativus L., la que se propaga exclusivamente por cormos (un tipo de bulbo o papa). Su historia en la región, la que ya traspasó las fronteras, marcó un gran hito en mayo de 2019 cuando cinco comunidades mapuches y jóvenes estudiantes del Liceo Complejo Educacional C-53, de Los Sauces, plantaron más de 60 mil cormos, cuyos auspiciosos resultados ya están a la vista.
Este cultivo capaz de resistir duras sequías, fuertes heladas y veranos muy calurosos convirtiéndolo en una excelente alternativa para mitigar los efectos del cambio climático y potenciar la diversificación económica de la zona, brotó por primera vez este otoño de 2020 en la región cubriendo los campos de flores púrpuras con pistilos anaranjado-rojizo.
LOS PRIMEROS PASOS
La idea de introducir un cultivo innovador y de bajo requerimiento hídrico en La Araucanía, surge en 2017 bajo la coordinación de la Municipalidad de Los Sauces a través de su alcalde, Gastón Mella y los ingenieros agrónomos, Julio Unda y Pedro Colipí, además del doctor Cristián Holzmann, fundador de Kelümilla, empresa que ya tiene experiencia en este rubro, tras iniciar el cultivo de azafrán en Casablanca, región de Valparaíso.
Gracias a esta alianza y apadrinamiento se articularon los recursos para favorecer la productividad y promoción de un mayor dinamismo de la economía familiar campesina, y con ello el establecimiento del cultivo, el que contó con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
“En Los Sauces hay escasez hídrica y los cultivos tradicionales no son rentables, así que esperamos que esto se convierta en una fuente de trabajo para la familia campesina”, sostiene Bernardita Carrasco (55), una de las mujeres de la comunidad Juan Maril Po Weche, que se sumó a la iniciativa y que fue capacitada por Kelümilla.
Además de la comunidad donde vive Bernardita, participa Toledo Cheguan Antipi, José Nahuelpi II, Bartolo Melin, Juana Manquiñir y Juyan Maril Pu Weche.
En esa línea, el intendente de La Araucanía, Víctor Manoli, comenta que “todo lo que signifique apoyo a la agricultura regional, lo valoramos, siempre y cuando se respeten las costumbres del pueblo mapuche (…) Esta iniciativa es calificada como una alternativa productiva en comunidades mapuche para el desarrollo de una agricultura sustentable y colaborativa”.
EL APORTE DE LOS JÓVENES
El representante de FIA en la región, José Rüth sostiene que el azafrán surge como propuesta pensada para los pequeños y medianos agricultores, quienes podrían con este cultivo obtener utilidades de su trabajo en terrenos de poca superficie.
Recalca que en el camino hacia una alternativa de ingresos para los habitantes de la comuna de Los Sauces, la municipalidad incorporó a los jóvenes del Liceo de la comuna para que conozcan sobre un cultivo no tradicional y, a su vez, puedan traspasar a sus familias lo que aprenden con este proyecto innovador.
“Los jóvenes cumplen un rol clave en la modernización no sólo de procesos productivos, sino en la investigación y aplicación que permitan una agricultura sostenible de acuerdo con las necesidades del ecosistema”, dice.
La focalización en el Liceo, explica el alcalde de Los Sauces, Gastón Mella, obedece al interés por implementar una Unidad Evaluativa y Demostrativa, que pueda ser empleada como un instrumento de apoyo pedagógico, destacando en la formación educacional el desarrollo y fortalecimiento de habilidades para el emprendimiento e innovación.
“La idea es permitir a futuro seguir multiplicando cormos para aumentar la superficie a otros usuarios que se encuentren interesados en este innovador producto; que actualmente ha beneficiado 27 agricultores y sus familias”, agrega.
Al respecto, el seremi de Agricultura en la región, Ricardo Senn, afirma que el Ministerio está muy contento de que estos fondos se vean materializados en una inversión con futuro.
“Eso es lo que quiere el Ministerio; innovar, buscar siempre nuevas oportunidades y cultivos que nos permitan seguir desarrollándonos como agricultores de La Araucanía”, concluye.
DEL CULTIVO
A modo de prospección, el proyecto contempla que entre 3 a 4 años se debería estar produciendo alrededor de 2 kilos de azafrán en cada unidad establecida.
Desde el punto de vista agronómico, Pedro Colipí, explica que el proceso de introducción considera que la planta que posee su origen en el hemisferio norte debe sincronizar sus etapas de desarrollo fenológico a una estacionalidad contraria en el hemisferio sur. “Esto implica que el cormo debe ser expuesto a ciclos de temperaturas estacionales locales”, recalca Colipí.
A un año de su plantación en la comuna de Los Sauces, “la planta ha presentado una excelente adaptación de su ciclo y desarrollo de sus distintas etapas, lo que se evidencia con el avance en la primera cosecha flores”, agrega Julio Unda.
El azafrán es un producto cotizado a muy buen precio, esto principalmente porque no se puede plantar en grandes extensiones (no más de 2 hectáreas), porque requiere de cosecha manual en otoño, cuando la labor más intensa en los cultivos tradicionales ya está finalizada. Además a gran escala se pierden las flores desde donde se extrae el “oro rojo”.
Para obtener 1 gramo de la especia se necesitan alrededor de 150 flores, siendo una tarea que requiere de motricidad fina.
Es un cultivo que se adapta muy bien a la pequeña agricultura, ya que es altamente rentable con áreas cultivables de un cuarto de hectárea o incluso menos.
EXPERIENCIA EN CHILE
Con el apoyo de FIA en con conjunto con la empresa de biotecnología Greenbiofactory, mediante una estrategia basada en investigación y desarrollo que incluye una probada experiencia en biotecnología y cultivo in vitro se logró la introducción exitosa del cultivo en la zona central, principalmente en el Valle de Casablanca y en parcelas asociadas en las localidades de Chincolco, Pirque y Polpaico.
Kelümilla, empresa fundada por el doctor Cristián Holzmann, lidera la expansión de este cultivo en la zona central y ahora en el sur. Esta ha sido la encargada de transmitir el conocimiento sobre el cultivo y la tecnología necesaria a los pequeños agricultores para que se atrevan a dar el paso y obtener esta especia que es altamente demandada en la gastronomía mundial.
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